Es la especie más afectada. El juego es uno de los mejores métodos educativos que se puede usar en la actualidad. A partir de los dos primeros años de vida aparece el juego con lo nuevo y se intenta asimilar el mundo exterior al yo.
Obedece a que el ser humano tiene una inteligencia mayor que la de los demás animales y la pone en función del yo, desarrollando la personalidad. La diferencia esencial entre el juego animal y humano estriba en que los juegos animales derivan de su especie y varían de una a otra, mientras que los seres humanos dependen de su yo, de la asimilación del mundo exterior al yo Chateâu Este momento varía según diferentes autores: a los dos meses Bülher ; los juegos con lo nuevo aparecen al cuarto mes Piaget Los juegos con lo nuevo aparecen en una reacción circular, de acción y placer sensorial.
La actividad lúdica es tan antigua como la humanidad misma. El ser humano ha jugado siempre, en todas circunstancias y en toda cultura.
Incluso, el ser humano se manifiesta, cronológicamente, antes como homo ludens y homo faber que como homo sapiens. En su origen todos los juegos tendrían una clara relación con los acontecimientos y tareas habituales. En todas las sociedades, desde las primitivas en las que el juego tenía relación con la supervivencia del hombre luchas, recolección, pesca y caza , hasta las actuales, el juego ha estado unido a los ritos, fiestas, los tabúes, culto en las distintas épocas del año, fenómenos atmosféricos, agradecimientos a dioses, ritos relacionados con la edad del hombre, logros de los miembros de la sociedad, ritos de iniciación que marcan el paso de la edad o responsabilidad social aceptada, conmemoraciones, como nacimiento, boda o defunción.
En los seres humanos, las actividades próximas al juego aparecen cuando existe la necesidad de compartir estados de ánimo extremos o inusuales y sentimientos muy profundos e íntimos.
Las manifestaciones sociales compartidas de tales estados de ánimo están en el origen de las celebraciones fiestas, dramatizaciones, juegos. El juego es algo muy importante en nuestra vida: nos ayuda a dar una vía de realización a nuestra imaginación, nos brinda un medio de relación social, ejerce sobre nosotros un grado de encanto y absorción del que carecen actividades de la vida cotidiana.
Así, según el idioma tendremos: español, juego, jugar; francés, jeu, jouer; portugués: jogo, gogar; italiano: ginoco, giocare; rumano: joc, juca. C Grecia clásica: el juego tiene un destacado papel en la formación del ciudadano por su valor educativo. C Rousseau. El juego es un proceso natural de aprendizaje.
Seguidores suyos Frobel o Pestalozzi pusieron el acento en metodologías de aprendizaje basadas en el juego. C Freud final siglo XIX. Contribuyó a realzar el valor del juego, utilizándolo como tratamiento de niños mentalmente enfermos.
C Piaget. El juego es un componente fundamental del aprendizaje del niño, pues a través de las etapas de su desarrollo los niños manifiestan formas de juego asociación de la evolución del juego a las estructuras cognitivas.
C Huizinga. Todas las culturas responden a una fuente lúdica. La cultura nace con el juego, porque el juego es creador de cultura. La importancia concedida al juego no es algo nuevo, de nuestro tiempo, sino que ya en la Grecia clásica, el juego tuvo un destacado papel en la formación del ciudadano.
Autores como Platón o Aristóteles, destacaron su gran valor educativo. En épocas posteriores, Rousseau, señaló que el juego es un proceso natural de aprendizaje.
Seguidores de sus ideas, como Froebel o Pestalozzi, pusieron el acento en metodologías de aprendizajes basadas en el juego. También Freud, a finales del siglo XIX, contribuyó a realzar el valor del juego, utilizándolo como tratamiento de niños mentalmente enfermos.
En el siglo XX, son muchos los autores que han estudiado el juego como un componente fundamental en el proceso de aprendizaje del niño, sobre todo a raíz de las teorías de Piaget, que asoció la evolución del juego a las estructuras cognitivas, es decir, a través de las etapas de su desarrollo los niños manifiestan formas de juego.
Se puede afirmar que nacemos con el juego. El juego humano forma parte de la genética del ser humano, se nace, crece, evoluciona y vive con el juego. El deseo de jugar es algo permanente en el ser humano. Este deseo de simular situaciones, de confrontarse y de medirse con los demás mediante actos motores, tanto niñ s como adultos o viejos, ha sido una constante en la historia de la humanidad.
Por ello el juego y el juego motor forman parte de nuestro patrimonio cultural más preciado y son señas de identidad de nuestra cultura actual en el umbral de un nuevo milenio. Según Martínez Criado el juego es incompatible con circunstancias vitales de graves privaciones o enfermedad.
De hecho sólo la enfermedad, los momentos trágicos y la muerte nos aparta del juego y especialmente tan solo estas circunstancias borran la sonrisa o la risa del acto lúdrico del niñ. Moor, El juego aporta perfección, reduce la imperfección del mundo y a la confusión de la vida actual.
El juego implica placer, bienestar, capacidad de crear, libertad. Se puede afirmar que el juego está lleno de ritmo y armonía, cualidades necesarias para una vida mejor.
En el juego, las interacciones entre infantes adoptan al principio la forma de juego paralelo a la vida real. A los dos años, l s niñ s juegan a menudo en parejas del mismo sexo. Se ponen de manifiesto pautas de liderazgo simples. Aproximadamente a los cuatro años, los grupos tienden a ampliarse, y dentro de ell s y entre ell s empiezan a seguir una competencia más estructurada.
Al llegar a los seis años y hasta los diez, innumerables facetas ambientales influyen sobre el juego y la disponibilidad de hermanos con quien jugar, así como la oportunidad de recibir instrucciones de otro. Entre dichas edades, l s niñ s comienzan a denotar en el juego acentuadas diferencias sexuales; los varones optan por actividades más vigorosas, y las mujeres tienden a preferir expresiones más pasivas del instinto de juego.
Las reglas se codifican y el liderazgo alcanza los niveles de competencia más altos, a medida que la estructura del grupo asume mayor complejidad. Alrededor de los siete años, la mayoría de l s niñ s se empeña en conductas competitivas. Algún otro autor, exige que dentro de la educación se dejen amplias perspectivas al juego Hammelsbeck, El juego no conoce fronteras, se divulga y esparce en un viajando tan rápido como el fuego.
Supera montañas, desiertos y bosques, viaja tan puro como el agua a través de ríos y océanos, vuela como las nubes por el aire, cae como la lluvia y se instala firme como a tierra en todos los pueblos y países. El juego es un idioma internacional. Hace que se entiendan los niñ s y las personas adultas de forma inmediata a pesar de que no se conozca el idioma.
Sería ideal aprovechar el juego al máximo, ya que nace con el ser humano y posee la libertad como esencia del mismo, sirve como vehículo y cauce cómodo, natural, enriquecedor para una educación basada en la creatividad; debemos utilizar esa educación basadas en el juego en todos los órdenes de la vida.
La naturaleza del juego la concreta su propia actividad, lo que la distingue de otras actividades, y sus límites y opuestos; ha de obedecer a todos los tipos de juegos, de modo que se trata de desvelar sus rasgos principales.
En cualquier caso, la naturaleza del juego es compleja, ya que se refiere a uno de los comportamientos más universales del ser humano; de hecho, en la literatura del juego se han recibido interpretaciones desde todas las ciencias sociales. Hay dos problemas de partida para comenzar nuestra discusión; el primero proviene de convenir qué es juego y qué no es; el segundo problema surge de reconocer que el juego puede, o no, transgredir los límites de su concepto.
Para el primer caso, es preciso situar dónde está la línea de lo que es juego; en nuestra opinión, el juego ya surge desde el momento en que la actividad es recreativa, aun cuando sea de forma individual, por lo tanto no es imprescindible el convenio formal.
Por otra parte, la transgresión del propio concepto de juego, es decir actividades que en sí mismas no son juego pero que contiene ludismo, ya ocupó a algunos autores, como Gusdorf y Blanchard y Cheska , interesados en esta aparente contradicción. Gusdorf , en su obra L´Esprit des Jeux, aborda una idea que bien puede servirnos de directriz para comprender la enrevesada naturaleza del juego; el autor, reconoce un cuerpo propio al juego, pero admite que éste puede encontrarse en otras actividades.
Este fenómeno es definido por Gusdorf como el espíritu de juego. Por consiguiente, todo indica que nos adentramos en un concepto complejo y matizable. Desde la perspectiva antropológica, Blanchard y Cheska se ocupan de observar cómo el juego y el trabajo concitan espacios comunes fuera de su propio marco; es decir, es posible, aun sin ser juego, que el trabajo se convierta en juego, pero no porque lo sea en sí mismo, sino porque está presente la actividad jugar.
Decíamos anteriormente que concretar la naturaleza del juego es definir, a la vez, sus características. Recogiendo las opiniones de los distintos autores a lo largo de los años sobre las posibles características del juego, podemos extraer las frases más significativas, pudiendo decir que el juego es:.
C Es la base existencial de la infancia, adaptada a sus características de conducta, evolución y cambio. C En el juego el niño aprende a conocer su propio cuerpo y sus posibilidades, desarrolla su personalidad y encuentra su lugar en la comunidad.
Ahora bien, aunque todas las anteriormente mencionadas son ciertas, consideramos que, en el concepto de juego, se vislumbran una serie de características que, siguiendo a autores como Huizinga, Caillois, Cagigal, Bandet y Sarazanas entre otros, creemos que son algunas de las más representativas:.
A El juego es una actividad libre. Es un acontecer voluntario, nadie está obligado a jugar forzosamente.
B El juego siempre se localiza en unas limitaciones espaciales y en unos imperativos temporales establecidos de antemano. C Incierto. Al ser una actividad creativa, espontánea, original, el resultado final del fuego fluctúa constantemente, lo que motiva la presencia de una agradable incertidumbre que nos cautiva a todos.
D Gratuito. Es una manifestación que tiene un fin en si misma, es desinteresada e intrascendente. Esta característica va a ser muy importante en el juego infantil, por no posibilitar ningún fracaso. E Ficticio.
Es un mundo a parte, es como un cuento narrado con acciones, alejado de la vida corriente, es un continuo mensaje simbólico. F Convencional. Todo juego colectivo es resultado de un acuerdo social, establecido por los jugadores, quienes diseñan el juego y determinan su orden interno, sus limitaciones, sus reglas.
Al examinar esta hipótesis, el autor sostiene que en algunos de los usos de la palabra juego solamente se alude a características esenciales observadas en el juego.
Juzga como evidente que no deben buscarse las características en lo que no es resultado de la actividad de un sujeto que juega. A nuestro entender, la opinión de Scheuerl parece muy coherente, porque no le interesa definir el conjunto de la naturaleza del juego sin lo que verdaderamente es la manifestación que ocupe; de esta manera, siempre se otorga a la naturaleza de juego una capacidad operativa que de otra forma no tendría.
A continuación expondremos y comentaremos dos grupos de teorías; primeramente, aquéllas que se consideran clásicas; y, a continuación las que más recientemente han incorporado nuevas visiones del mismo problema. Este conjunto de teorías se consideran clásicas porque fueron las primeras y han permanecido durante muchos años, siendo la referencia principal acerca de la explicación del juego.
Algunas de ellas fueron producto del interés de los estudiosos del siglo XIX por la evolución, la cultura y, especialmente, por la infancia, que hasta entonces había disfrutado de un estado poco relevante. Platón relaciona el arte y el juego, y constituye la primera referencia filosófica de nuestro interés.
Es una concepción idealista y expresiva, que vincula el juego con el placer, que lo reconduce para el conocimiento y lo enmarca en el arte. Platón observa que el hombre no es feliz, que pasa de un placer a otro insaciablemente. Considera que el placer es la satisfacción de una necesidad, y la necesidad es siempre falta de algo, es decir: dolor; placer y dolor se condicionan mutuamente y no hay uno sin el otro.
Defiende el juego y el ejercicio físico como fuente de placer ya que educa el conocimiento de la naturaleza del hombre. Para él placer y dolor son un dualismo que se resuelve desde el momento en que se desarrollan o en el contenido propio de la actividad que se realice.
Para Platón, a las almas jóvenes, como no pueden soportar el trabajo, se les hace hablar y se les ocupa en juegos y cantos. También indica que los animales juegan pero sin ritmo, sin armonía.
Sostiene que los jóvenes son incapaces de mantenerse en reposo y tienen que jugar entre sí. La perspectiva que abre esta teoría es ciertamente interesante, ya que centra el punto de atención en el arte, en la expresión del ser humano. El juego es arte, expresión, lo que nos lleva bien lejos de los intereses y de lo rentable.
A pesar de que esta teoría presenta un sesgo, para poder explicar el comportamiento de juegos es importante destacar que la introducción cultural de los hábitos de comportamientos deportivos está comenzando a impregnar el período del juego de reglas, mostrándolo menos espontáneo y expresivo.
Esto quiere decir que el juego en la tercera infancia aparece con menor espontaneidad de la que, posiblemente, podría tener, debido a la fuerza cultural de lo deportivo, que comporta pautas de conductas no siempre propias de la edad y que se han adaptado a este período.
Este modelo teórico encierra una parte de interpretación válida ya que los niños y niñas cuando juegan disfrutan y se muestran naturales, mostrando comportamientos de una enorme naturaleza y espíritu lúdico.
La concepción metafísica entra en liza desde el momento en que los jugadores dedican un tiempo del mismo juego a comportamientos no convencionales, o bien introducen en éste complementos a las acciones motrices que no pertenecen a lo requerido por el convenio que les indica cómo jugar.
Este filósofo plantea el juego como una actividad en la que no se trata de satisfacer necesidades puramente naturales, y que éste contrasta con el trabajo y con la gravedad práctica de la vida y cuya finalidad es el recreo.
El placer es para él un elemento intrínseco del juego. Su concepción del juego es, ante todo, estética y orientada al ocio. Schiller ve en el instinto de juego las características del instinto de vida vida, cambio y del instinto formal unidad, persistencia reunidos en una totalidad viviente.
El juego, el azar y la ley necesidad están ligados armoniosamente, y por esta razón el hombre es más humano cuando juega; lo que le sitúa en una posición idealista del juego, pues ayuda a pasar del mundo biológico al estético, mas elevado. Constituye la base de una antinomia ideal típica del juego y del deporte, presente en las discusiones especializadas actuales.
Se atribuye a Schiller la frase: el hombre sólo es plenamente hombre cuando juega; Gruppe comenta el significado de esta afirmación aduciendo que el arte, la teoría y la filosofía son juego para Schiller, y que los juegos capaces de movilizar estas artes son aquellos que no son de pasar el tiempo, sino los que incluyen prácticas no necesarias y útiles para el perfeccionamiento de nuestra existencia.
Este autor llega a la conclusión de que el juego tiene por objeto liberar las energías sobrantes que se acumulan en las prácticas utilitarias. Filósofo y pedagogo, Spencer distinguió en su tiempo los beneficios que entrañaban para la salud los juegos frente a la gimnasia, que denominaba ejercicio ficticio.
Defiende el juego como el camino para conducir los instintos del niño. Para el autor, existe un excedente que es necesario eliminar a través del impulso de juego. Spencer está preocupado por la alimentación del niño y considera que es necesario que adquiera el alimento adecuado para poder mantener la actividad de juego; incluso va más allá, y postula que el gusto de los niños por los dulces y sustancias azucaradas no es una casualidad.
No obstante, Spencer también defiende que la forma como los niños se muestran es el resultado del sistema restrictivo de la sociedad y lo relaciona con no permitir que descarguen la energía sobrante en la infancia.
El contenido de la obra de Spencer tiene un marcado carácter pedagógico, pues apunta aplicaciones concretas de transformación de los modos educativos al uso en su época. No es solo un conjunto de ideas sino que se muestra crítico con los modelos imperantes.
Para Lazarus el juego es un mecanismo de economía energética; de esta manera, el autor sitúa al juego como compensación de las actividades fatigosas, en las que hay placer y diversión. Esta idea de Lazarus nos conduce a la paradoja de que una actividad en muchos casos fatigosa sirve para el descanso.
Parece ser que a Lazarus le mueve observar el efecto recuperatorio del juego, lo cual, en la actualidad, viene a confirmar las corrientes teóricas del mundo del ocio y la actividad física. Esta teoría, curiosamente, no sólo puede servir para explicar el porqué un niño se dedica al juego a pesar de haber realizado alguna actividad fatigosa y, asimismo, también sirve para mostrar las razones que mueven a un adulto a dedicarse al juego con actividad física después de haber concluido una jornada de intenso trabajo.
Por lo tanto, consideramos que esta teoría debería resituarse mejor en el contexto del mundo del juego. Para este autor, el juego nació del trabajo siempre le precedió.
También, nos dice que la necesidad de subsistir del hombre le lleva al trabajo y que poco a poco fuimos aprendiendo a considerar la aplicación de la propia energía como fuente de gozo; es decir, a transformar el trabajo en juego.
Para el autor, hay una relación de origen entre las formas sociales y su evolución cultural a juego. El niño aprende en el juego a emplear sus fuerzas para que en su etapa de adulto sepa aplicarlas al trabajo.
Además, el juego es incluido en los procesos psicológicos superiores, entendiéndolo como un supresor de la finalidad útil del trabajo. En cierto modo, esta teoría es difícil de entender en un mundo tan exigente con el trabajo y donde tantas presiones e insatisfacciones están presentes, siendo una minoría de personas las que puede desarrollar una actividad laboral acorde con sus gustos e intereses.
Por ello, el juego no es únicamente un engranaje anterior y preparador para el rendimiento en la vida adulta; la cultura lo justifica como un mecanismo complejo de diversión para la compensación de otras actividades. Por último, uno de los aspectos más importantes de Wundt es que contextualiza el juego dentro de las relaciones humanas y, entre ellas, como hemos mencionado, el trabajo.
El juego es visto como un medio para alcanzar la vida seria, dándose la circunstancia de que se admite que el juego se encuentra ligado a los instintos, encontraremos un juego para cada instinto. Es posible que este autor se centrara en lo biológico por influencia de sus observaciones sobre los animales, que extrapoló al ser humano.
Hemos de agradecerle a Groos su concepto más amplio de juego, al defender que todo aquello que no tiene sentido o utilidad es juego; con ello se configura un concepto más estético y psicológico, frente a otro más propio de la organización social.
Para concluir, hay un aspecto que no queda explicado en la teoría del preejercicio, y es por qué los adultos siguen jugando, aunque estén ya preparados para la vida; sin embargo, se podría aducir que la cultura mantiene formas de expresión complejas, pues no olvidemos que, entre otras cosas, se fundamenta en la diversión, que es motor suficiente para acompañar a cualquier actividad.
La explicación del juego siempre pasa por asumir aspectos biológicos y de aprendizaje-adaptación, pero sin olvidar otros aspectos que necesitan mayor construcción, como aquellos que son productos de la interrelación. Este autor, de influencia darwiniana, expone la tesis de que el juego es un rudimento de las actividades de las generaciones anteriores que han persistido en el niño y que se explica por la llamada ley biogenética Hackel , según la cual el desarrollo del niño es una recapitulación breve de la evolución de la especie.
De manera que el autor ve, mantenidas en el juego, las primitivas formas de supervivencia lucha, persecución, búsqueda, empleo de instrumentos….
El niño, en definitiva, recapitula en el juego toda la historia filogenética de la humanidad y de su cultura. Este postulado influyó mucho en la psicología infantil norteamericana, realizándose, en su época, estudios estadísticos aplicados a los juegos y bajo la perspectiva antropológica.
Este autor, que fue uno de los fundadores del funcionalismo americano, postula que los impulsos preexistentes que pueden ser nocivos obtienen en el juego una salida inocente, sirviendo de purga de las tendencias antisociales.
En definitiva, es una catarsis, o expulsión liberador, que encuentra espacio para realizarse en la irrealidad del juego. Para Carr la conducta del ser humano es de adaptación, o ajuste de la experiencia, por lo que la reconducción de los hábitos es primordial.
Estos postulados se centran en la utilidad del juego como simulador de situaciones que desprenden consecuencias que educan sin necesidad de pasar por experiencias que son, a veces, desagradables. Evidentemente, el ser humano aprende de las situaciones pero la catarsis del juego aporta más que salidas inocentes que no sean nocivas para la sociedad.
Por otra parte, también se atribuye a Carr la teoría del Ejercicio Complementario, que sostiene que el juego tiene como función la fijación de los nuevos hábitos adquiridos, refrescándolos para ser conservados mejor.
Lo agradable de esta función permitirá asegurar la constante actividad, formando los hábitos que ayudan al perfeccionamiento del individuo. Las teorías modernas se caracterizan por mostrar las corrientes de pensamiento propias de nuestra época y por entrar más en discusión con otras interpretaciones acerca del mismo problema: el juego, su origen y explicación como fenómeno.
Las insatisfacciones que los distintos modelos habían dejado, hasta el momento, se acometen desde las nuevas perspectivas científicas, en las que, lógicamente, el juego cada vez más es un núcleo de interés asociado a la infancia. Esta teoría sostiene que el juego persigue fines ficticios, los cuales vienen a dar satisfacción a las tendencias profundas cuando las circunstancias naturales dificultan las aspiraciones de nuestra intimidad.
Este planteamiento, en el mundo del niño, nos descubre que el juego puede ser el refugio en donde se cumplen los deseos de jugar con lo prohibido, de actuar como un adulto. Para el autor, es evidente que el niño considera el juego como una realidad que vive intensamente, pero distingue dos realidades: la del mundo de los adultos, y la de su propio mundo lúdico.
Cuando los mayores no le permiten realizar algo, el niño se refugia en el juego. Para Claparéde el juego es una actitud abierta a la ficción, que puede ser modificable a partir de colocarse en el como si, y lo que verdaderamente caracteriza al juego es la función simbólica.
Para el autor, como para Freud, es la función simbólica la que da rasgo de naturaleza al juego, considerando que en los juegos de los niños puede desarrollarse el protagonismo que la sociedad les niega. Un aspecto sumamente interesante es la distinción de la esencia y sentido del juego en general, que Buytendijk centra en la forma de manifestar el afán de independencia y la vinculación al mundo circundante.
Para el autor, el juego y su impulso es una forma de escape a la coacción que tiene espacio para desarrollarse en el juego Freud opina que el juego es una acción impulsada por deseos, al igual que el sueño y la fantasía, que crea un clima propicio para la proyección de represiones, debidas a las experiencias que plantea la vida en el adulto.
En el juego se dan manifestaciones encubiertas o se compensa el sentimiento de inferioridad. La frustración de una intención engendra hostilidad hacia quien realiza la frustración. La frustración u hostilidad puede ser reconducida hacia otra actividad.
Por medio de éste se descargan reacciones reprimidas. El juego es un remedio terapéutico natural contra las posibles neurosis que lleva la infancia. En esta línea se puede afirmar que cuanto más juega el niñ menor será la oportunidad de convertirse en un neurótico traumático.
Se contempla el juego como liberación de represiones, como corrección de una realidad no satisfecha. El placer de la función no está vinculado a la mera repetición de los actos, sino al progreso que se va ganando en la función y en el control y dominio de la misma.
Se distingue dos tipos de movimientos en el sujeto, los hechos funcionales, que son el resultado del estímulo sobre el sistema subjetivo, y por los cuales el individuo acumula materiales de experiencia como percepciones o sensaciones, y acciones funcionales, que son respuesta a los hechos funcionales y gracias a los cuales el sujeto manipula y configura los materiales.
De las estimulaciones del medio, primeramente el niño registrará y después elaborará las informaciones reaccionando en forma de acción funcional. El autor explica que el placer no está en la repetición, sino en el progreso ganado en cada repetición y en el dominio del acto.
La obra de Piaget es tremendamente valiosa para la teoría del juego porque ha proporcionado un conocimiento del juego infantil hasta su momento desconocido, como era el relativo a cómo el juego evolucionaba con arreglo al desarrollo del conocimiento.
Esta perspectiva de estudio servía para explicar cómo al juego se accede por grados de capacidades que dependen de la evolución del pensamiento infantil. Si bien es cierto que no es una teoría general del juego, ha de reconocérsele su importante incorporación al mundo del conocimiento científico.
Podemos afirmar, siguiendo a este autor, que una de las variables más importantes de la explicación del juego infantil reside en el desarrollo. El proceso de asimilación-acomodación justifica el aprendizaje; ambas fases son complementarias.
La asimilación supone la transformación y la acomodación implica el ajuste. La adaptación inteligente resultante supone un equilibrio entre los dos mecanismos; cuando no están en equilibrio, la acomodación, o ajuste al objeto, puede predominar sobre la asimilación; entonces nos hallamos ante la imitación.
O, por el contrario, puede predominar la asimilación cuando el sujeto relaciona la percepción con la experiencia previa la adapta a sus necesidades, es decir: al juego.
Es una asimilación que consiste en modificar la información de entrada de acuerdo con las exigencias del individuo. El juego y la imitación son parte integrante del desarrollo de la inteligencia y, por tanto, pasan por los mismos periodos. Piaget clasifica el juego en base al desarrollo en tres grandes manifestaciones: juego sensoriomotor, juego simbólico y juego de reglas.
En síntesis, cada uno de estos periodos se caracteriza por la reiteración motriz, en el primer caso; por la construcción de símbolos a partir de distintas capacidades, en el segundo; y, finalmente, por practicar y adquirir un grado de conocimiento de la regla, para el último de estos tipos.
Las funciones a las que se refiere el autor funciones sensoriomotrices, memoria verbal, socialización… justifican la actividad lúdica del niño. Scheuerl elabora una teoría del juego con base fenomenológica; es decir, no presupone nada e intenta describir lo que es el fenómeno.
Se fundamenta en teorías anteriores de corte psicológico, y halla características esenciales del juego: la libertad, la infinitud interna, la apariencia, la ambivalencia, la unidad y la actualidad.
De esta manera, todo lo que no cumpla las características enunciadas no sería juego. Vygotski expone que el verdadero juego simbólico comienza cuando hay cierta separación entre la acción y el pensamiento, y éste dirigirá las acciones sobre los objetos.
Por tanto, este autor distingue el juego infantil del juego animal, puesto que para que sea juego es necesaria la intervención de las estructuras perceptivas, porque desde el comienzo de la vida admite que la razón social dirige y mediatiza la actividad humana.
La experiencia personal marcada por la influencia social abre el símbolo a la razón antropológica y social, lo cual justifica la influencia que las costumbres sociales tiene sobre los juegos infantiles.
Una de las ideas más interesantes incorporadas por Vygotski es considerar que en el desarrollo del juego se unen acción, símbolo y regla. Con ello, el autor quiere expresar que según la forma de jugar, o de juego, este trío de manifestaciones va decantándose más a una u otra parte, pero manteniendo la relación con el todo, y ajustándose al período de desarrollo cognitivo que le corresponde al niño.
Para el autor, acción, pensamiento y lenguaje están ligados; y, por otra parte, el estudio ha de dirigirse con una nueva dimensión evolucionista, pues poseemos una inmadurez progresiva. Para Bruner, la capacidad de generar reglas no es exclusiva del campo del lenguaje, sino que se trataría de una capacidad generalizada del sujeto que se manifestaría igualmente en el desarrollo motor.
El sujeto ejerce un control sobre sus habilidades, que dependen del contexto en el que se producen, pues la regulación del movimiento tiene como objetivo último una meta; la meta, los medios, la persistencia para alcanzarla, la corrección de la acción y su misma finalización, son contextos que definen formatos para la acción como productos de la repetición.
Sin embargo, Bruner reconoce el problema que representa la intencionalidad en la conducta infantil, lo que, en nuestra opinión, nos remite al problema de consideración formal de juego para la acción repetida sin intención.
El autor entra a la discusión de forma crítica, aportando resultados de investigación, pero afirmando que el verdadero juego sería aquél que no tuviese límites a la autonomía.
Secadas explica cómo el juego desempeña una función supresora y es susceptible de observación para su Escala Observacional del Desarrollo EOD ; por la gran complejidad de esta conducta, reclama para ella más investigación. Entiende el juego como una actividad más que como unos elementos o una estructura.
Postula la supresión, entendiendo por ella el proceso por el cual se acaban de consolidar las adquisiciones del aprendizaje, liberando el foco de la actividad consciente para afrontar nuevas experiencias.
Una vez que hemos aprendido algo, desatendemos el proceso sin cancelarlo, confiándolo a un mecanismo que lo siga retocando automáticamente hasta dar con la fórmula escueta, asimilable e integrable en le sistema.
Por consiguiente, al proceso de elaboración desatendida le da el nombre de supresión. El fruto de la elaboración es una nueva estructura o habilidad, sea de carácter cognoscitivo o motor, o de otra índole. El aprendizaje complejo se prolongará hasta su terminación mediante un proceso latente, para no ocupar la atención; de ahí el empleo del concepto de supresión, por lo que habrá de autorreforzarse para evitar la extinción.
El juego sería esa actividad de refuerzo, que se asegura por su carácter natural y constante, mediador entre el aprendizaje y la consolidación de la habilidad que actúa mejorando los aprendizajes recientes y compactándolos en capacidades del individuo para objetivos más complejos.
Consistiría en ese proceso supresor que deja libre la atención mientras el sujeto sigue aprendiendo placenteramente, ensayando, y ajustando sus actos hasta perfilar la nueva habilidad El mecanismo transformador se libera de los contenidos por dos vías, que denomina, respectivamente, supresión positiva y negativo.
Para Secadas, aprender significa crear estructuras elaboradas de conducta; de esta manera, el aprendizajes es un proceso de asimilación ascendente o anabólico. Además, el proceso completo comprende otra fase, denominada catobólica, de desecho de lo inútil y de consolidación rutina de lo estable.
El juego se presenta, pues, como el proceso por el cual se termina de consolidar lo recién aprendido, una actividad espontánea y redundante, exenta de tensiones, suscitada por el aprendizaje, mediante la cual se termina la adquisición del hábito convirtiéndolo en una habilidad instrumental nueva, sea en el orden comportamental, o en el cognoscitivo.
En esto consistiría la supresión positiva; la supresión negativa sería el proceso de eliminación de los estorbos del espacio del juego.
Conforme la ejecución alcanza un grado ágil de funcionamiento, la habilidad se va suprimiendo, es decir, asimilando y desatendiendo, hasta realizarla automáticamente; el autor explica el juego usando el ejemplo del dominio de la grafía y la escritura.
Navarro propone un conjunto de características del juego, estructurándolas en dos grandes grupos. En primer lugar, parte del principio de que toda característica de cualquier concepto ha de concretar lo sustantivo que le diferencia de otros conceptos, no su exclusividad; en segundo lugar, que una realidad se define por sus características primarias y secundarias, siendo estas últimas un complemento a su naturaleza, pero no le son necesarias.
Las características primarias del juego han de comprenderse como un todo, de manera que ninguna de ellas posee sentido por sí misma, sino en el conjunto del concepto. Téngase en cuenta que, de lo contrario, ninguna de las características que se atribuyeran sería completamente verdadera, puesto que juego es una realidad compleja.
Según Navarro son características primarias del juego: placer, acuerdos-reglas, incertidumbre, e improductividad. De este modo para que una actividad sea reconocida claramente como juego debe reunir una actividad agradable, que su desenlace no sea controlado por el jugador, y que no obtenga una ganancia separada de la propia del juego mismo.
Navarro reconoce como características secundarias: alegría-satisfacción, y pasatiempo. A continuación, analizaremos cada una de ellas. C Placer. El placer es propio de la acción. Al igual que otras características, el placer está más favorecido en determinadas estructuras de juego, pero puede darse en cualquiera de sus tipos porque depende, finalmente, de los jugadores.
El placer adquiere mayor relevancia cuando se experimenta corporalmente, aunque sobrepasa lo sensoriomotriz. C Acuerdos, normas y reglas.
Los juegos, aun los individuales que poseen un código de tipo ético porque no obligan a los demás, contienen diversas formas de regulación de las relaciones de juego, según vengan determinadas por establecimientos informales previos, por el uso y la costumbre o por disposiciones disciplinariamente obligatorias.
Los distintos niveles y características de la regla pueden encontrarse en los tres tipos de juegos infantiles: sensoriomotor, simbólico y de reglas. en cuanto a la norma, se puede entender de dos maneras: como costumbre que se hace normativa, , con lo cual estamos ante una regla emanada de la tradición que alude a lo deseable frente a lo no deseable socialmente, o como sanción disciplinaria.
C Incertidumbre. La pasión del juego descansa precisamente en no conocer el resultado de la acción, ni del juego globalmente. Ésta es una característica estructural del juego, es una constante y, además, distingue a la actividad jugar, porque muestra el sentido de las acciones del jugador en su intento de controlar el juego.
C Improductividad. El juego, como organización, no tiene trascendencia; ésta se la conceden las personas aumentando el hecho del juego. El resultado de juego es una consecuencia de la propia actividad, la cual se vive con placer, sin el que ésta no parece tener sentido.
El fin del juego está en sí mismo más que fuera de él; en algunas circunstancias, aparecen intereses que residen en los jugadores y parecen confundir su verdadera estructura.
Es decir, no es un problema del juego como estructura, sino de un uso asociado que se incorpora al juego con sus objetivos; éste es el caso de los juegos infantiles y de adultos con apuestas.
No obstante, la estructura de un juego y sus consecuencias funcionales son las mismas con apuestas o sin ellas, porque se puede jugar al mismo juego sin incentivo, no es parte de él, se añade al fenómeno pero no a su estructura.
Como conclusión para el conjunto de las características primarias, consideramos que la cuestión no reside en aferrarse al concepto puro de juego, ni asumir éste como un hecho social, como si la sociedad no tuviera algún contenido que explicase su percepción de una realidad concreta.
Según Navarro, la solución radica en reconocer que la realidad del juego describe un proceso continuo de más-menos, menos-más , integrado por el mayor o menor grado de cada una de las características; de esta manera, la percepción del hecho sería la globalidad, con sus matices.
C Alegría-satisfacción. El sentimiento y muestra de alegría es el mejor indicador de que la actividad a la cual se está sometido es diametralmente opuesta a lo serio y al trabajo.
No comprendemos solamente la alegría con una muestra externa, sino también como la satisfacción por la actividad y el impulso para continuar con ella. Por otra parte, la alegría no es un sentimiento exteriorizable de manera constante, porque el jugador, muchas veces, concentra su atención en la actividad para resolver las situaciones del juego, luego entonces es la satisfacción la que nos permite comprender el fenómeno que nos ocupa.
C Pasatiempo. El objeto principal del juego es la misma actividad. Disponerse a jugar de forma más o menos reflexiva ocupa un espacio de tiempo que no se considera provechoso ni desechable; solamente cumple su función: pasar el tiempo.
Esta característica está vinculada al entretenimiento, a la distracción agradable. Precisamente, nuestra lengua atribuye a los términos pasatiempo-entretenimiento un carácter agradable, lo cual nos conduce a entender que la actividad juego lo posea y justifique así su acepción. A nuestro entender, la opinión de Scheuerl parece muy coherente, porque no le interesa definir el conjunto de la naturaleza del juego sino lo que verdaderamente es la manifestación que ocupe; de esta manera, siempre se otorga a la naturaleza de juego una capacidad operativa que de otra forma no tendría.
Conocer la posibilidad, las formas y los medios de clasificar los juegos es de gran utilidad e importancia en educación, puesto que permite, principalmente, la consecución de los siguientes objetivos:. A Facilitar la búsqueda de cualquier juego. Toda clasificación tiene como objetivo resolver la búsqueda de algo previamente clasificado.
Si el juego está correctamente clasificado y la persona que lo busca conoce los criterios que se han seguido para su clasificación, se podrá localizar rápidamente.
A Contribuir al conocimiento del juego. Si el juego se ha clasificado de forma lógica y con criterios acertados, se logrará ver, mediante una sencilla comprobación, aspectos como la utilidad y los objetivos, el lugar, los materiales, el desarrollo y las variantes del juego.
A Posibilitar su utilización. La clasificación del juego tiene como objetivo principal el de favorecer, al máximo, la utilización de los juegos. Una clasificación acertada, y entendida por aquel que la utiliza, aportará que los juegos sean más conocidos, más fácilmente localizados y, por lo tanto, más utilizados.
Centrándonos en las clasificaciones del juego aplicadas a la educación física y al deporte, nos encontramos con varios autores:. Pierre Parlebas , realiza una clasificación de los juegos deportivos, según las características de sus sistemas de reglas, distinguiendo:.
Ø Juegos deportivos tradicionales y juegos deportivos de institución presencia de un sistema de reglas. Ø Juegos deportivos tradicionales y juegos deportivos de instituci ón presencia de un sistema de reglas. Pero para Blázquez esto no es suficiente; una clasificación no es una simple nomenclatura, sino una interpretación, un soporte para el análisis.
La clasificación propuesta por Domingo Blázquez es realizada tomando como punto de partida la estructura funcional de los juegos. Cada juego supone un nivel de complejidad diferente, debido al mayor o menor número de información o variables a tener que tratar.
De esta forma, agrupa los juegos en grandes bloques, mencionando que, además, existe una forma previa, la del juego libre y espontáneo, que se realiza normalmente fuera de la influencia del profesor, pero de gran importancia.
Otras formas posibles de clasificar los juegos, que tienen también directa relación con la Educación Física y el Deporte y que pueden plantearse desde un punto de vista más práctico, son aquellas que los agrupan en función de factores diversos, como pueden ser:.
En realidad, la mejor clasificación de los juegos es aquella que más se domina y mejor se entiende, aquella que más fácilmente nos lleva al juego que buscamos, es decir, la que es realizada con criterios personales.
Como ha quedado de manifiesto en los apartados anteriores. Cuando se habla de juego nos estamos refiriendo a una actividad, voluntaria, placentera, agradable…..
Ofrecen una experiencia de juego rica y significativa, preparando a los niños para el futuro mientras los conectan con el pasado. Son un legado que debemos atesorar y compartir, asegurando su lugar en el mundo de nuestros hijos.
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MADE WITH LOVE BY NORDIC PROJECTS. FINANCIA TU COMPRA HASTA EN 36 MESES. Raíces Lúdicas: El Poder de los Juegos Tradicionales.
Índice de contenidos. El Encanto Perdurable de los Juegos Tradicionales En la era digital, donde los juguetes electrónicos predominan, los juegos tradicionales siguen siendo un pilar fundamental en el desarrollo infantil. Origen y Procedencia de los Juegos Tradicionales Los juegos tradicionales son un mosaico cultural que refleja la historia y las costumbres de las sociedades de todo el mundo.
Raíces Culturales Profundas Cada juego tradicional tiene su propia historia, a menudo arraigada en leyendas, mitos o eventos históricos significativos. Por ejemplo, juegos como la rayuela tienen variantes en diferentes culturas, cada una con su propia interpretación y significado.
Estos juegos no solo eran una forma de entretenimiento, sino también un medio para enseñar a los niños sobre su cultura y su entorno. Transmisión y Evolución La transmisión de estos juegos a lo largo de las generaciones ha sido principalmente oral y práctica.
Esta transmisión no solo ha preservado los juegos, sino que también ha permitido su evolución, adaptándose a los cambios en la sociedad y el entorno. A pesar de estas evoluciones, los juegos tradicionales han mantenido su esencia y propósito original. Un Reflejo de la Sociedad Los juegos tradicionales también reflejan las estructuras sociales y las prácticas de la comunidad.
Por ejemplo, muchos juegos antiguos enseñaban habilidades de supervivencia o reflejaban las actividades diarias de la comunidad, como la agricultura o la caza. En algunas culturas, ciertos juegos se utilizaban para celebrar eventos comunitarios o como parte de rituales y festividades.
Diversidad y Unicidad La diversidad de estos juegos es asombrosa, con cada cultura aportando su propio conjunto de juegos y reglas. Esta diversidad no solo enriquece el patrimonio cultural global, sino que también ofrece una ventana única a las diferentes formas de vida y pensamiento alrededor del mundo.
Impacto de los Juegos Tradicionales en el Desarrollo Infantil Los juegos tradicionales no son solo una ventana al pasado; son también herramientas poderosas para el desarrollo integral de los niños.
Desarrollo Cognitivo Los juegos tradicionales estimulan el cerebro de los niños de varias maneras. Al jugar, los niños practican habilidades de resolución de problemas, pensamiento lógico y creatividad.
Por ejemplo, juegos que involucran estrategia y planificación, como el ajedrez o algunos juegos de tablero, fomentan el pensamiento crítico y la toma de decisiones. Además, la memorización de reglas y secuencias en juegos como las rondas infantiles mejora la memoria y la concentración.
Desarrollo Físico Muchos juegos tradicionales requieren actividad física, lo que ayuda a los niños a desarrollar su motricidad gruesa y fina.
Juegos como saltar la cuerda, el balón prisionero o la rayuela promueven la coordinación, el equilibrio y la agilidad. Estas actividades no solo son fundamentales para el desarrollo físico saludable, sino que también contribuyen a la prevención de problemas de salud como la obesidad infantil. Desarrollo Social y Emocional Los juegos tradicionales a menudo se juegan en grupos, lo que ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales y emocionales.
Aprenden a trabajar en equipo, a compartir, a turnarse y a negociar reglas. Además, estos juegos les enseñan a manejar emociones como la frustración y la alegría, fomentando la resiliencia y la empatía. Por ejemplo, juegos como el escondite o la mancha promueven la interacción social y la capacidad de jugar roles dentro de un grupo.
Conexión Cultural y Sentido de Pertenencia Al jugar juegos que han sido parte de su cultura durante generaciones, los niños desarrollan un sentido de conexión y pertenencia. Estos juegos les enseñan sobre su herencia cultural, fortaleciendo su identidad y autoestima. Además, al compartir juegos tradicionales con niños de otras culturas, se fomenta el respeto y la apreciación por la diversidad.
Creatividad e Imaginación Los juegos tradicionales a menudo dejan espacio para la imaginación. A diferencia de muchos juegos modernos que tienen reglas y resultados predefinidos, los juegos tradicionales permiten a los niños ser creativos, inventar nuevas reglas o adaptar el juego a su entorno.
Esta flexibilidad estimula la creatividad y la capacidad de pensar de manera innovadora. Beneficios Específicos de los Juegos Tradicionales Los juegos tradicionales ofrecen una gama de beneficios específicos que son fundamentales para el desarrollo saludable y equilibrado de los niños.
Enriquecimiento Cultural y Educativo: Los juegos tradicionales actúan como puentes que conectan a los niños con su historia y raíces culturales, fomentando un sentido de identidad y pertenencia. A través de estos juegos, los niños aprenden sobre costumbres, historias y valores de su cultura de una manera interactiva y memorable.
Desarrollo de Habilidades Sociales y Emocionales: Muchos juegos tradicionales requieren jugar en grupo, enseñando a los niños la importancia de trabajar juntos y apoyarse mutuamente. Estos juegos también ayudan a los niños a aprender a manejar la victoria y la derrota, desarrollando resiliencia y empatía.
Estímulo de la Salud Física: Los juegos que implican correr, saltar o bailar son excelentes para la salud física, mejorando la fuerza, la coordinación y la resistencia. Juegos que requieren destreza manual, como las canicas o el trompo, son ideales para desarrollar la motricidad fina.
Fomento de la Creatividad y la Imaginación: La naturaleza abierta de muchos juegos tradicionales anima a los niños a usar su imaginación, inventar nuevas reglas o adaptar el juego a diferentes situaciones. Estos juegos a menudo presentan desafíos que requieren pensar de manera creativa para encontrar soluciones.
Inclusión y Accesibilidad: La mayoría de los juegos tradicionales no requieren equipos costosos o tecnología, haciéndolos accesibles a niños de todos los entornos socioeconómicos. Estos juegos se pueden adaptar fácilmente para incluir a niños de diferentes edades y habilidades, promoviendo la inclusión y el respeto por la diversidad.
Conclusión: El Valor Imprescindible de los Juegos Tradicionales en la Infancia Actual En la era digital, los juegos tradicionales siguen siendo un tesoro invaluable para el desarrollo infantil. Compartir artículo. Contenidos relacionados. Puzzles para Bebés: Impulsando el Desarrollo y Aprendizaje Temprano.
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Tal como se ha referido en este artículo, el juego es dinámico y multifacético, pues cambia constantemente sin usar una forma específica ni conductas El juego es muy multifacético, lo cual es una ventaja innegable. Puede dominar todas las principales áreas de actividad: agricultura, comercio, energía ¿DE QUÉ SE TRATA ESTE FACTOR? El entorno sociopolítico afecta las oportunidades de las personas para jugar, su comportamiento frente al juego y el alcance