Sus labios, encendidos y rojos, parecan recortados h bilmente de un pao de prpura por las invisibles manos de una hada. Su tez era blanca, plida y transparente como el alabastro de la estatua de un sepulcro.
Contaba apenas diecisis aos, y ya se vea grabada en su rostro esa dulce tristeza de las inteligencias precoces, y ya se hincha ban sus senos y se escapaban de su boca esos suspiros que anuncian el vago despertar del deseo.
Hganme gracia de la descripcin de la trama. Slo indicar que un cristiano se enamora de la muchacha. Los judos se preparan a cru cificar al cristiano en las afueras de Toledo. Pero la bella Sara llega a impedir el crimen y rescata al cristiano al precio de su propia vida.
¡Y esto de un escritor romntico que muri en ! Como ejemplo rutilante en el campo contrario, liberal, anticlerical, tenemos a Prez Galds y su famosa novela Gloria.
Morton, un rico judo hamburgus, naufraga en la costa espaola. No es viejo ni des garbado, sino joven y apuesto, pero de todos modos dueo de inmensa fortuna. Esta vez es el judo el que se enamora de una virtuosa mucha- 14 DESTELLOS EN LA PENUMBRA cha cristiana, la que finalmente le conduce a la verdadera religin.
La novedad aqu es que el judo, adems de ser un perfecto caballero, tambin es caritativo, instruido, honesto y adornado de las virtudes cris tianas. El retrato de Morton est hecho sobre el modelo de un personaje real. Aun as no podemos tomar a mal el total desconocimiento del ju do en los hroes o villanos de escritores espaoles que apenas si llega ron a conocer a uno que otro judo, y aun esos lo fueron ms de nom bre que otra cosa.
Pero nos causar extraeza una falta de comprensin verbigracia en Romain Rolland, ilustre escritor francs, pacifista, gran luchador por los derechos humanos y la dignidad humana, que ha te nido discpulos y admiradores judos y que no pocas veces experiment su apoyo abnegado y entusiasta.
En su clebre novela Juan Cristbal describe a ciertos personajes judos que bien pudieron haber sido reales y bien trazados Silvano Kohn, Lvy-Coeur, etc. y que se dan entre judos como tambin entre no judos.
Pero si uno quisiese formarse una idea, a base de las no velas de Romain Rolland, de lo que fue la vida juda en Francia, antes de la primera guerra mundial, no podra reprimir el disgusto y hasta asco que sinti este escritor. Recuerdo que, en mi juventud, la lectura de Juan Cris tbal me fascin de tal manera que no pude dejarla hasta no terminar con los diez tomos.
Es posible que no me haya dado cuenta de sus pasajes antijudos? La explicacin probable es que entonces no me pa recieran as, pues no cabe duda de que tenemos judos de psimos mo dales, repugnantes, egostas y, en general, feos ejemplares de la huma nidad. A pesar de ello, no podemos simpatizar, a estas alturas, con el escritor que hace de ellos representantes de la nacin, de una nacin con la cual se pueden cometer por lo tanto, con alguna justificacin, to das las brutalidades.
Somos ahora ms sensibles. Ese antisemitismo sua ve, al estilo de Romain Rolland, estaba de moda en los veintes, y lo encontramos en esta forma aparentemente inocua y con la cual hasta pudimos simpatizar en grandes escritores como T.
Elliot, Aldous Hux ley o Scott Fitzgerald, para no mencionar sino unos cuantos que han figurado como hroes de muchos lectores judos instruidos. El lector judo estaba acostumbrado a cierta dosis de antisemitis mo en el ambiente, como el habitante de la ciudad moderna se acostum bra al veneno de los vapores de la gasolina que salen de los tubos de RETRATOS DE JUDOS 15 escape de los automviles.
Ninguno de los dos pareca mortfero y no se les daba importancia. Antes al contrario, la crtica antijuda moderada pareca dar un timbre de sinceridad a la obra, y no se poda culpar al escritor por ver tan claramente los defectos de sus personajes judos, m xime cuando el hombre no era un comejudos.
Describa, al fin y al ca bo, uno de aquellos salones burgueses de gente recin enriquecida, in culta, compuesta a menudo de negreros argelinos, como deca Romain Rolland, por los que el lector judo tampoco senta la ms mnima sim pata.
Pero unas cuantas dcadas ms tarde, no vemos las cosas as. Echa mos de menos que en una novela tan vasta como lo es Juan Cristbal no se encuentre casi ningn rasgo bueno, humano, en los personajes ju dos.
La honestidad del artista exige el contrapunto de alguna caracte rstica amable, aunque fuese en personajes judos secundarios. En los escritores saturados del prejuicio antisemita de tipo clerical ese contra punto se logra, cuando el personaje judo se convierte al cristianismo y resulta ser un dechado de virtudes o, como ocurre con mayor frecuen cia, al presentar a la bella y virtuosa juda que, indignada, abandona las tontas supersticiones de su pueblo, como lo vimos en La rosa de pasin, de Bcquer.
Aun en El mercader de Venecia, de Shakespeare, obra antijuda, puesto que se basa en prejuicios antisemitas populares, encontramos un pattico pasaje en el discurso de Shylock: No tiene el judo ojos?
Romain Rolland, tan a menudo nuestro paladn contra el antisemitismo, encuentra sin embargo {en Juan Cristbal en los asis tentes judos del saln que bajo aquellas frentes duras.
deba de ha ber crmenes. Casi todos eran feos. Encontramos fantasas increbles acerca de los judos incluso en los escritores modernos ms notables. En Scott Fitzgerald The Great Gats- by el judo Waldheim interviene en los resultados de los juegos depor tivos americanos las World Series y, dice el autor, un hombre pu do comenzar a jugar con la fe de cincuenta millones de personas, con la decisin de un salteador que rompe una caja fuerte.
Para el lector ju do, semejantes imgenes son exageraciones risibles, pero para el no judo evoca los siniestros poderes atribuidos a los judos desde la Edad Media. Efectivamente, nuestros autores ni son socilogos ni psiclogos y muchas veces desconocen totalmente al judo como persona.
Lo ven y lo utilizan como espantajo que encuentra resonancia en casi todo su 16 DESTELLOS EN LA PENUMBRA pblico. Elliot el antisemitismo es un efecto rebuscado adrede, una coquetera con cierto pblico igual que su pretendido monarquis mo o su deshilvanado exotismo. El rasgo de alguna forma de monstruosidad juda es tan ubicuo en la gran literatura europea y americana que los cuadros ms o menos ve rdicos quedan reservados casi exclusivamente a los que combaten en pro de alguna ideologa enemiga del antisemitismo.
Giovanni Papini, escritor italiano bastante sagaz, encuentra placer en describir en Gog La tienda de Ben Chusai a un judo que comer cia en cabezas humanas disecadas, fetos con cuatro brazos, libros ma cabros y scalps de indios. Tal personaje, aunque muy improbable, est dentro de lo posible, por ms que toda la descripcin le parecer desca bellada a cualquier persona que conozca la aversin juda a la necro- filia.
Al cuento le falta el acento de la verdad, sin el cual no llega a ser una obra de arte, pero no le parecer grotesco al lector no judo. Similarmente, Papini revela en otra seccin del mismo libro, Las ideas de Benrub , que los judos le infunden cierto temor, ms que res peto, cuando pasa revista a sus hombres destacados en todos los campos de la ciencia, y su gran habilidad en materia de dinero, que los trans forman en amos de la tierra.
Los hebreos no echan ya veneno en las fuentes y en los ros, pero s, en forma ms sutil, a la mente de la hu manidad, y envilecen los ideales cristianos.
Ser que el judo logr convencer al mundo, mucho ms de lo que jams lo hubiera soado, de que tiene alguna relacin especial con la divinidad y que su eleccin es terriblemente verdadera y eficaz?
Esto parece indicado por el oculto terror con que se pinta al judo, por el peligro que se ve en l, por el miedo inconfesado que se le tiene. Porque el judo aparece como el adversario de las potencias mundiales ms gran des, de poderes tales que podran triturar a cualquier otro pueblo al instante en todos sus dominios.
El pas en que exista la inda juda ms intensa en la poca moder na y en que, al mismo tiempo, las barreras entre judos y cristianos pa recan casi infranqueables, era Polonia. Los judos polacos, en el siglo pasado, apenas si entendan el polaco y los cristianos no entendan el dish.
A pesar de ello, surgi precisamente en ese medio una escritora, Eliza Orzeszkowa que describi la vida juda y los personajes judos con mayor comprensin y finura que ningn escritor francs o ingls. Su novela Meier Ezofovich era lectura obligatoria en escuelas judas de en seanza superior.
Con mucha simpata y gran penetracin describi la RETRATOS DE JUDOS 17 lucha econmica y espiritual de los judos de Polonia y su obra ha cons tituido un importante factor de acercamiento entre los dos pueblos, pre cisamente en uno de los pases clsicos del antisemitismo.
Tambin Mic- kiewicz, uno de los mximos poetas de Polonia, pinta con cario a su personaje judo Jankiel en la novela Pan Tadeusz Orzeszkowa no fue la nica escritora en ver con un espritu nuevo los problemas ju dos.
En varios pases encontramos de repente obras literarias de lema judo que parecen maravillosas flores en medio de un tedioso desierto de incomprensin.
La eliminacin del mito medieval en la literatura fue ya un gran paso, aun cuando el judo aparezca en ciertas obras como extico, estram btico o ligeramente risible.
As vemos que un fino cuentista como Che- jov, tan maestro en pintar a sus personajes rusos, apenas si capta una difusa silueta del judo en su cuento El violn de Rothschild, y aun esa es caricaturesca.
No son los escritores ms grandes los que han demostrado mayor comprensin del judo ni mayor inters por sus problemas. Varios de ellos, o quiz la mayora de ellos, quedaron al margen de su problema, aun cuando se hubiesen pronunciado en contra del antisemitismo, como fue el caso de Tolstoy.
No es sorprendente que Rudyard Kipling, que en sus andanzas se encontr con buen nmero de judos aunque gene ralmente de tipo ingls describa sin prejuicio a un oficial judo en la guerra boer El prisionero.
En cambio, quedamos asombrados al ver la descripcin de un sionista a carta cabal y eso en hecho por Wini fred Graham en The Zionist. El hroe es hijo de matrimonio mixto y fue modelado sobre Neil Primrose Subsecretario de Relaciones Exte riores del gobierno ingls en , quien se uni a las fuerzas de Al- lenby y cay en batalla en Fue enterrado en Israel como judo.
Se ha dicho que en las bellas letras se repiten cierto nmero de situaciones y conflictos arquetipos que son la base de los relatos pos teriores.
Los cuentos mitolgicos de Sansn, Job, Prometeo, Sisifo, Edi- po, Narciso, etc. se hallan, con infinidad de variantes, hasta en las no velas ms modernas. Podra agregarse la figura del Mesas, una de las ms grandes ideas religiosas de todos los tiempos.
La preocupacin con la idea mesinica se halla a la base de gran parte y quin sabe si no la mayor parte de todo lo que se ha escrito en Europa desde la Edad Media en el campo de las bellas letras.
Desde luego, no en su forma re ligiosa, puesto que el cristianismo afirma haber resuelto el problema, pero s como fermento ideolgico y anhelo de un mundo mejor. En las obras 18 DESTELLOS EN LA PENUMBRA de inspiracin religiosa, el papel que se nos ha reservado a los judos, es el del angel cado, rebelde, o sea el diablo.
El pueblo que ha dado naci miento a Dios y a la madre de Dios es, al mismo tiempo, el que los ha repudiado, rechazado y crucificado. Su continuada existencia aparece como uno de los grandes misterios de la humanidad. Pero hay muchas obras en que ese mismo tema se trata con una sensibilidad ms fina.
Acptase el punto de vista judo de que la huma nidad no est redimida, en vista de que siguen las guerras, y la injus ticia domina en el mundo. en el cuento Arsareth del novelista sueco Per Hallstrm o bien la nostalgia de Jerusaln en uno de los Cuentos Judos del novelista aus traco Leopold von Sacher-Masoch, ms conocido por haberse dado su nombre al masoquismo.
En algunos casos el pueblo judo llega a ser identificado con Cristo, como en el curioso cuento del poeta Coningsby Dawson El soldado desconocido , en que esboza la idea de que Jess reaparece y muere en la forma de una vctima juda de las gue rras, o en el cuento de J.
Campbell Cristo viene a nosotros. Varios autores, movidos por el respeto, la compasin o sencillamen te por la contemplacin de la tragedia juda, han escrito pginas llenas de simpata y de comprensin. Pedro el Ermitao, de las Miniaturas His tricas del gran escritor sueco J.
Strindberg podra cons tituir uno de los episodios de Kidush Hashem. Difcilmente se podra expresar la simpata hacia el sino judo mejor en el cuento de Mximo Gorki El muchachito. Incluso en pases de antisemitismo arraigado y tradicional, como Polonia y Rumania, encontramos obras literarias en que se trata al judo sin hostilidad.
Buen ejemplo es el cuento del gran dramaturgo Ion Carageale. El cuento de Carageale es particularmente ins tructivo y nos muestra un camino bastante largo que se ha recorrido des de Shakespeare. El autor trata el mismo motivo que hallamos en El mer cader de Venecia: la venganza o autodefensa del judo.
El judo logra aplastar a su perseguidor, pero debido a la forma en que lo hace, el hroe llega a la conviccin de que dej de ser judo. Ese final del cuento es de extraordinaria penetracin psicolgica.
Claro est, hay en la vida real judos que nada tienen de especfi camente judo, y es natural que los encontremos igualmente en la lite ratura.
Slo que al subrayarse su carcter judo, esperamos que el autor afronte los conflictos que resulten. En algunos casos, como por ejemplo Earth and High Heaven de Gwethalyn Graham o en Gentlemens Agree ment de Laura Z.
Hobson, los personajes no tienen de judo ms que RETRATOS DE JUDOS 19 el nombre, y su defensa se basa precisamente en este carcter neutro e incoloro. En el otro extremo encontramos a judos que no lo son y que sin embargo representan al judaismo en la mente del autor. La figura de Leopoldo Bloom en la novela Ulses, de James Joyce, es la de un con verso desde la infancia que vive en Irlanda.
La accin es anterior a la primera guerra mundial. Sin embargo, el personaje recita el himno sionista y una frase hebrea cuyo significado les era desconocido a ju dos conscientes y educados entre , en el ambiente de Bloom. Con todo eso, Bloom teme que su amigo podra tomarlo por judo.
Resulta evidente que Joyce introduce su idea de lo que son los ju dos en el retrato de Bloom. Esto no se puede evitar enteramente. Schiller, Turgunev y algunos otros grandes escritores, despus de haber escrito de acuerdo con el antisemitismo popular, dieron marcha atrs, o bien enmendaron lo que les pareca un error, publicando obras en que trata ron favorablemente a sus personajes judos.
Otros ms han estado y es- tn demasiado vinculados a tendencias reaccionarias u obscurantistas para poder tratar al judo con candor. Dostoyevski no tuvo tratos con judos ms que a distancia. Su antisemitismo se debi, en gran parte, a su misticismo cristiano y panruso, opuesto a todo lo que representaba el judaismo.
Algunos autores supieron elevarse por encima del problema judo y describir sus personajes sin ideas preconcebidas. Ejemplo notable de esta actitud es el gran cuentista francs Maupassant. En su cuento Ma demoiselle Fifi, el personaje judo pertenece a los bajos fondos de la sociedad y sin embargo se convierte en herona.
La accin se realiza en la guerra franco-prusiana, pero tiene aun hoy un sabor moderno. Dif cilmente podramos reprocharle a Maupassant el haber elegido una fi gura de las heces de la sociedad juda y que, claro est, dista mucho de ser representativa, cuando el ms conocido entre el pblico gentil de los escritores dish, Shdem Asch, utiliz un tema de parecida ndole en una obra teatral.
El escritor tiene que identificarse en cierta medida con sus perso najes. En el arte slo alcanza la verdad y la grandeza lo que se relaciona con nosotros mismos en lo ms hondo de nuestro ser. Tiene que repre sentar para nosotros algn ideal, algn anhelo, o bien un temor, una reprobacin.
El antisemita puede escribir una obra fuerte y humana, pro yectando sus propios temores y odios sobre el judo. Hay cierto infan tilismo en esta actitud que convierte al judo en demonio.
Aunque no 20 DESTELLOS EN LA PENUMBRA es ya popular entre los escritores de primera fila, la tendencia aun no ha pasado de moda totalmente. Ellos prefieren silenciar el elemento ju do, aun all donde parece imposible eliminarlo.
La tendencia mundial es callar, como si se tratase de algo indecente, cuando debera recalcarse la gran tragedia del pueblo judo en las ltimas dcadas. Quiz sea jus tificada esta actitud, puesto que no se puede mencionar la vergenza de nuestro tiempo como una cosa cualquiera.
Y sin embargo, cmo es posi ble que aparezcan libros sobre la poca de los nazis, sobre las persecu ciones en los pases ocupados, sobre la inhumanidad nazi, que apenas si mencionan la tremenda catstrofe juda? En medio de la apata general frente al crimen y junto al pre juicio milenario encontramos sin embargo la nobleza de alma y la com prensin humana.
La encontramos incluso en los antisemitas ms elo cuentes. Pero tales hallazgos, aunque preciosos, son raros. Lo corriente es no slo el odio, sino el temor al judo. En medio de la cobarda ge neral y de la sumisin ante el ms bajo comn denominador del pensa miento popular se encuentran sin embargo algunos espritus libres del peso del prejuicio, artistas verdaderos que saben esculpir la imagen de un hombre de acuerdo con la visin que Dios les dio.
A esos hemos de elevarlos a un pedestal ms alto an que las almas caritativas que pro curan deshacer el mal que tntos nos han hecho. BOCCACCIO Giovanni Boccaccio, escritor, poeta y humanista italiano es autor del Decmeron, una de las obras ms clebres de la literatura mundial y, desde un punto de vista artstico, no inferior a La Divina Comedia del Dante.
El cuento que sigue refleja el espritu tolerante y amable del autor, que contrasta con el odio cerril que encontramos tan fre cuentemente en obras medievales que tratan de judos. Los tres anillos El judo Melquitsdek evita, merced a una historia de tres anillos, el anzuelo peligroso que Saladino le ahba preparado.
As que Neifila di fin a su narracin, que fu saboreada por todos los que la rodeaban, Filomeno, a un signo de la reina, tom la palabra y comenz en estos trminos: La historia que acaba de contar Neifila me recuerda el caso difcil en que se hall un judo en cierta ocasin.
Ya hemos hablado bastante en alabanza de Dios y acerca de la verdad de nuestras santas creencias. Creo que ha llegado el momento de que hablemos acerca de lo que su cede entre los hombres. Con este fin os contar una historia que os ensear a responder sabiamente a las preguntas difciles que puedan seros hechas.
Debis saber, amables compaeros, que si la imbecilidad puede hacer caer a un hombre rico y poderoso en la condicin ms mi serable, el buen sentido salva al sabio de los mayores peligros procurn dole a menudo la felicidad y asegurndole un porvenir tranquilo.
Es intil, por ahora, que nos ocupemos de los numerosos ejemplos en que vemos cmo la tontera de los hombres es la causa de su cada.
Es del buen sentido y del ingenio, motivo de nuestros xitos, de lo que quiero, como os lo he prometido, ocuparme en esta corta historia. Saladino fu uno de los hombres ms ilustres de su siglo, y se elev por su valor de un puesto secundario hasta el trono de Babilonia.
Obtu vo muchas victorias brillantes sobre los cristianos y sobre los sarracenos, mas aquellas guerras y los gastos a que le llevaron su fasto y sus libera lidades agotaron su tesoro.
Teniendo precisin de una buena suma de 22 DESTELLOS EN LA PENUMBRA dinero para pagar sus necesidades, y no sabiendo cmo procurrsela en el corto plazo en que la necesitaba, se acord de un rico judo, llamado Melquitsdek, que prestaba con usura en la ciudad de Alejandra.
Estaba convencido de que aquel hombre, si quera, poda propor cionar el dinero que necesitaba, pero al mismo tiempo saba que era interesado, por lo que temi que no estuviera dispuesto a hacer tal cosa de buen grado. Por un momento se sinti confuso, pues no quera tener que acudir a la violencia.
Violentado al fin por la necesidad, se vali, para conse guir sus fines, de un medio razonable en apariencia.
Envi en busca del judo cierto da y le hizo sentar familiarmente a su lado, dicindole: Sabio hombre, todo el mundo alaba tus luces y tu sabidura en las cosas divinas. Podras decirme cul es la ms verdadera de estas tres religiones: la juda, la mahometana o la cristiana? El judo, que era efectivamente un hombre sabio y prudente, com prendi que Saladino le tenda un lazo, y que no podra dar la preferen cia a ninguna de las tres religiones sin exponerse.
Buscando en su cabe za una respuesta que pudiera sacarle de aquel mal paso, encontr en se guida un medio, y contest: Seor, la pregunta que os dignis hacerme es magnfica, y para que sepis lo que pienso acerca de ella, os contar una pequea his toria que os ruego tengis a bien escuchar.
Me acuerdo, si no me traiciona mi memoria, haber escuchado en muchas ocasiones contar que haba una vez un hombre rico y poderoso, que tena entre sus joyas ms valiosas un anillo de una gran belleza y de un valor inestimable.
Queriendo, a causa de su precio y de su ra reza, que aquella joya permaneciera siempre dentro de la familia, orde n que aquel de sus hijos al que le diera el anillo y sobre y el cual fuese encontrado despus de su muerte, fuera reconocido por su leg timo heredero y respetado y honrado como tal por los otros hermanos.
El que recibi de su padre el anillo hizo con respecto a sus herederos lo que su padre haba hecho con l, de suerte que en poco tiempo el anillo pas de mano en mano, durante algunas generaciones, hasta que al fin cay en la de un hombre que tena tres hijos, los tres hermosos, vir tuosos y obedientes, por lo que a los tres los quera por igual.
Cada uno de ellos conoca las prerrogativas que implicaba la posesin del anillo y todos se disputaban la preferencia de su padre, rogndole, en su vejez, que se lo dejara al morir.
El viejo, que era listo y los quera a todos por BOCCACCIO: LOS TRES ANILLOS 23 igual, no saba por cul inclinarse, y como hubiera prometido el anillo a cada uno de ellos, quiso contentar a los tres. Con tal fin se dirigi se cretamente a un hbil orfebre y le mand hacer otros dos anillos com pletamente iguales al primero, tan iguales que l mismo no pudo reco nocer cul era el verdadero.
Sintiendo que llegaba su fin, los distribuy por separado entre sus hijos. Despus de su muerte, los tres reclamaron la herencia y el ttulo de heredero, queriendo cada uno de ellos ser hon rado como tal, pese a la oposicin de los otros dos, y mostrando su anillo en apoyo de sus justas pretensiones.
Pero los anillos eran tan parecidos, que fu imposible reconocer cul era el autntico. Y aquel proceso que d pendiente y aun no se ha resuelto. Sucede lo mismo, monseor, con la pregunta que me habis hecho acerca de las tres religiones que Dios ha dado a tres pueblos distintos.
Cada uno de ellos cree ser depositario de la herencia de Dios y poseedor de su verdadera ley. Cul de los tres la posee? Como sucedi con los anillos, el pleito an no se ha resuelto. Saladino hubo de reconocer que el judo se haba escapado muy hbilmente del lazo que le haba tendido.
Decidi a plantear francamen te la situacin en que se encontraba, le pregunt si quera serle til y le dijo al mismo tiempo lo que haba resuelto hacer en el caso en que su respuesta hubiera sido menos ingeniosa. Melquitsdek le prest con generosidad todas las sumas de que tuvo necesidad, y Saladino no sola mente le reembols puntualmente aquellas cantidades, sino que le colm de ricos presentes, le coloc en una brillante posicin y le honr siempre con su amistad.
CERVANTES Miguel de Cervantes Saavedra, el ms ilustre de los escritores de Es paa , menciona raras veces a los judos en sus escritos. Cuando lo hace, ocupan lugar secundario, pero los trata sin el odio y el prejuicio corrientes en su poca.
La siguiente escena est tomada de Los baos de Argel y tiene sabor de farsa. Los baos de Argel Entranse, y sale el Sacristn con una cazuela moj, y tras l el Judo. Cristiano honrado, as el Dio te vuelva a tu libre estado, que me vuelvas lo que es mo.
No quiero, judo honrado; no quiero, honrado judo. Hoy es sbado, y no tengo que comer, y me mantengo de aqueso que guis ayer.
Vuelve a guisar de comer. No, que a mi ley contravengo. Rectame esta cazuela, y en drtela no har poco, porque el olor me consuela. No puedo en mucho ni en poco contratar.
Pues llevarla. No la lleves; ves aqu lo que cost. Sea as, que a los dos es de provecho. Do el dinero? Aqu en el pecho lo tengo, ¡amargo de m! Pues venga. CERVANTES: LOS BAOS DE ARGEL 25 JUDO. Scalo t, que mi ley no me concede el sacarlo. ¡ Belceb!
as te lleve cual puede, descindete de Abac! Aqu tienes quince reales justos de plata y cabales. No contrates t conmigo; concirtalo all contigo. Di, cazuela; cuanto vales? Parceme a mi que valgo cinco reales, y no ms. ¡Ments, a fe de hidalgo! ¡Que sobresaltos me das, cristiano! Pues hable el galgo.
Que, no quieres alargarte? Mas quiero crdito darte; tomadla, y andad con Dios. Los diez? Son por otras dos cazuelas que pienso hurtarte. Y pagaste adelantado? Y, aun si bien hago la cuenta, creo que voy engaado. Qu hay Cielo que tal con sienta? Que hay tan gustoso guisado?
No es carne de landrecillas ni de la que a las costillas se pega el bayo que es trefe. ¡Haced, Cielos, que me deje! Entrase el Judo. LOPE DE VEGA Lope Felix de Vega Carpi, poeta dramtico espaol fue autor extraordinariamente fecundo y es una de las glorias de la literatura espaola.
Trat en varias ocasiones de temas bblicos. El extracto que presentamos est tomado de Las paces de los reyes o La juda de Toledo y trata de un episodio de la historia de Espaa. En la escena III conversan dos muchachas judas, una de ellas la herona del drama Raquel. La escena que sigue XIII es el preludio de la muerte de Raquel.
Las paces de los Reyes ESCENA Huerta del Rey a la orilla del Tajo Raquel, Sibila. Parecite bien Leonor? Para hermosura extranje ra, no, pienso yo que pudiera, Raquel, parecer mejor. Es posible que te agra- da aquella nieve del Norte?
Que cosa habr que re- porte, con una hermosura hela- ida, el gusto de quien la mira? ¡Oh talle! ¡Oh bro espa- ol! No pica al nacer el sol, ni al tiempo que se retira; al medioda parece que tiene fuerza mayor. En Espaa vive amor; su bro y gusto merece que reine Venus en ella.
La Chipre que celebr la antigedad, pienso yo que llev hermosuras de- 11a. Yo, Sibila, aunque no soy cristiana, soy espaola; que basta esta gracia sola. En tu pensamiento estoy, aunque s que no tenemos las hebreas de nacin de briosas opinin.
Es porque no la queremos. Como vemos los cristianos huir de la sangre nuestra, de qu sirve darles muestra del bro en lengua ni en manos? Luego que pasar la vi a su iglesia con su esposa, aunque era su rostro her- moso, LOPE DE VEGA: LAS PACES DE LOS REYES 27 su condicin presum. Yo te digo que aunque pruebe Alfonso a tenerla amor, que nunca de su Leonor beba los gustos sin nieve.
No se te ha echado de ver, Raquel, el haberte helado de haber a Leonor mira- ido; mas te debi de encender, pues de all te has venido a baar al Tajo luego. No puede haber algn fuego en esa nieve escondida? No poda lo que la reina me hel, abrasarme Alfonso?
No, pues daba en nieve tan fra; que el sol, cuando rever- ibera de nieve, no da calor. Alfonso me debe amor. Es rey. Aunque no lo fuera. Considero yo entre m aquel bro de soldado junto a un ngel tan he- lado. T quieres baarte? Pues dejemos en su casa los reyes. Esta arboleda por cuyas plantas tan leda el agua del Tajo pasa pienso que puede encu brirme.
No hay un ave que te vea. Como amor lince no sea, nadie podr descubrirme. El amor dicen que es cie- go. No para ver lo que ama.
Pues que? El honor, tiempo y fama que pierde. Mira, te rue- go, no se escondan por ah los amantes de la hebrea Susana, y como ella sea. Fa tu cuidado en m. ¡Ay, Dios! Que fu el accidente?
Pens que el rey me mi tr. Y es que, como me agrad, le tiene el alma presente. Entranse en una arbole- ida. Raquel, Sibila; despus, Belardo. Deja ya, Raquel el llanto, RAQ. ¡Hay Sibila! Como pue- do? Volverme quiero a Tole- ido; que de estar sola me es- panto.
No hay mil criados? Y tu padre no est aqui con nuestro hermano? ¡Ay de mi! Todos crecen mis cuida- idos. Cuando el rayo de Leonor descienda de su poder, en ms vidas ha de hacer, Sibila, estrago mayor.
Mal hice en dejar salir a mi Alfonso de la huerta; que la ms cerrada puerta sabe la desdicha abrir. Sale Belardo. Advierte, hermosa Raquel, si tienes algo que temas, que con turbado semblan- te, capas y espadas diversas, caballeros de Toledo hoy han entrado en la huerta. No son de amistad seales, sino de traicin y fuerza.
Hablando estn en secre to, ya se paran, ya se acer- can; algunos vienen delante, y algunos atrs se quedan. No hay rbol donde no hagan consejo; y es bien que ad iviertas que consejo, y en el cam- po, siempre es consejo de gue- rra.
Yo soy un pobre hortela no; esto me ensean las letras que aprend siendo mu chacho, en la corte y en la escue- la. Labrador honrado y no de, qu me dices? ¡Caballeros y con armas!
¡Ay Dios! No vienen a fiestas. As los cielos piadosos tus trigos sembrados crez- can, as como el cielo nieve, lluevan lana tus ovejas, as tus rboles lleven fruta como el Tajo arenas, que vayas a toda prisa, y digas al rey que venga a librarme de su furia.
Voces dan. VOL TAIRE Francois Marie Arouet de Voltaire, filsofo, poeta y dramaturgo fran cs Generalmente, su actitud fue de odio a los judos, resultado, en parte, de su lucha contra la religin cristiana y su contenido judo.
Pero, como vemos a continuacin, Voltaire tambin se ha pro nunciado con elocuencia contra las persecuciones. El trozo que sigue est tomado de sus Oeuvres Completes t. El sermn de Rab Akib Cul fue su crimen? Las mejores cosas que hacer en Viena. Visita el tesoro imperial de Viena El tesoro imperial de Viena, de gran importancia histórica y con objetos de valor incalculable, atrae a turistas de todos los rincones del mundo para maravillarse con su magnífica colección.
Joyas de la corona: adéntrate en las bóvedas donde residen las joyas de la corona y los tesoros más importantes del mundo, como la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico y la corona del emperador de Austria.
Legado de la monarquía: embárcate en un cautivador viaje a través de la historia y el legado cultural de la influyente dinastía de los Habsburgo, que ofrece una visión sin igual de las potencias europeas. Objetos sagrados: descubre las fascinantes historias que se esconden tras cada artefacto único, incluida la legendaria lanza sagrada, que se cree que atravesó el costado de Jesucristo durante la crucifixión.
Interior fascinante: admira la resplandeciente arquitectura barroca del museo, adornada con intrincados detalles y cautivadores interiores que transportan a los visitantes a un mundo de grandeza. Exposiciones infantiles: las atractivas exposiciones y las audioguías se adaptan a visitantes de todas las edades, garantizando una experiencia inclusiva que despierta la curiosidad de los niños y deja una impresión duradera.
Tus opciones de entrada al tesoro imperial de Viena. Entrada al Museo Imperial de Carruajes del Palacio de Schönbrunn Embárcate en un tranquilo paseo por el tesoro imperial, ideal para saborear la importancia y el impacto cultural de la exposición. Entrada combo a los tesoros de los Habsburgo El tour combo incluye la entrada tanto al tesoro imperial de Viena como al Kunsthistorisches Museum de Viena.
Combo: Museo del Carruaje Imperial con Museo del Tesoro Imperial Esta entrada combo asequible para tu bolsillo te ofrece la oportunidad perfecta de sumergirte en el opulento pasado de la dinastía de los Habsburgo.
Lo mejor del tesoro imperial de Viena. Joyas de la corona austriaca Maravíllate ante las regias coronas, cetros y orbes adornados con magníficas piedras preciosas.
Lanza sagrada Descubre la legendaria reliquia que se cree que es la lanza que atravesó el costado de Jesucristo, un artefacto cargado de significado religioso e histórico, que añade un aire místico a su exposición en el tesoro imperial.
Túnicas de la orden del Toisón de Oro Contempla las exquisitas túnicas que llevan los estimados miembros de la prestigiosa orden, que simbolizan el honor y la nobleza.
Vasija gigante de esmeralda Contempla una extraordinaria vasija elaborada con una única e inmensa esmeralda, que exhibe una artesanía excepcional y una belleza sin parangón, y que fue encargada por el emperador Fernando III, dejando a los visitantes asombrados por su rareza y esplendor. Cuenco de ágata El cuenco de ágata, elaborado con una piedra antigua y que se cree que posee propiedades mágicas, es un objeto de exquisito arte y artesanía del pasado, que sirve como testimonio de la meticulosa atención al detalle en la creación.
Espadas ceremoniales y túnicas de coronación Explora una colección de espadas ceremoniales con diseños intrincados y, túnicas de coronación ornamentadas que reflejan la magnífica pompa y boato de la época de los Habsburgo, representando el carácter sagrado de las ceremonias reales.
Planifica tu visita al tesoro imperial de Viena. Horarios: a Nochebuena 24 de diciembre : - Última entrada: Cerrado: martes La mejor hora para tu visita: el mejor momento para visitar el tesoro imperial de Viena es entre semana, ya que suele estar menos concurrido que los fines de semana.
Dirección: Hofburg, Schweizerhof, Viena, Austria. Ver en el mapa En autobús: líneas 1A, 2A, 3A, 59A. Parada más cercana: Heldenplatz, que está a minutos a pie del tesoro imperial En Metro: línea U3 Parada de Metro más cercana: Herrengasse, a 5 minutos a pie del tesoro imperial En tranvía: líneas de tranvía 1, 2, D y 71 Parada de tranvía más cercana: Dr.
Parking más cercano: Hofburg Garage, situado justo debajo del Palacio de Hofburg. Café Hofburg: situado en el recinto del Palacio de Hofburg, deléitate con el café y las delicias tradicionales vienesas en este encantador café. Demel: a poca distancia a pie, esta emblemática pastelería y cafetería es perfecta para disfrutar de deliciosos pasteles y postres.
Trattoria Santo Stefano: para una buena comida italiana, visita esta trattoria cercana que ofrece una exquisita selección de pasta, pizza y otros platos italianos.
Abstente de utilizar flash o trípodes. No se permiten bolsas grandes ni mochilas en el interior del tesoro. Hay guardarropa cerca de la entrada. El tesoro imperial suele tener una ruta designada para que la sigan los visitantes.
Mantente en el camino indicado, respetando el flujo de la multitud y evitando aglomeraciones. Por lo general, no está permitido comer ni beber en el interior del tesoro imperial. El tesoro imperial alberga tesoros y objetos históricos de valor incalculable.
Es esencial admirarlos desde una distancia razonable y abstenerse de tocar o manipular indebidamente cualquier objeto expuesto.
Museo Albertina : explora una vasta colección de arte, que incluye obras de Durero y Monet, y maravíllate con las exposiciones temporales. Palacio Belvedere : admira la impresionante arquitectura barroca, pasea por los exuberantes jardines y descubre obras de arte famosas, como "El beso" de Klimt.
A pesar de su tumultuosa historia, este camafeo siempre ha sido muy valorado y, de ahí, que se haya logrado conservar. Empeñado en por Felipe VI al papa Clemente y restituido en por Carlos V al Tesoro de la Sainte-Chapelle, sería depositado en el Gabinete de medallas por Luis XVI el 1 de mayo de Robado en , se recuperó en Ámsterdam, despojado de su marco original fundido , y se devolvió al Gabinete de medallas en febrero de Vista de conjunto del tesoro, Italia y Galia, entre el siglo I y principios del siglo III d.
Plata, plata dorada BnF, departamento de Monedas, medallas y antigüedades. Descubierto en por un agricultor normando que labraba sus campos, procede de un santuario galorromano dedicado a Mercurio.
Contiene obras maestras de la platería romana y galorromana fechadas entre el siglo I y el siglo III y presentadas como ofrendas al dios, con un peso total de 25 kg de plata maciza: dos estatuillas de Mercurio, un servicio de bebida con una rica ornamentación, copas, fíales, vasos, cucharas y otros elementos.
El tesoro de Berthouville regresó al Gabinete de medallas de la Biblioteca en junio de y es una de sus piezas estrella. Ver este objeto en el catálogo de Medallas y antigüedades. Donatien Alphonse François de Sade , Los días de Sodoma, París, Manuscrito autógrafo BnF, biblioteca del Arsenal.
El rollo de «Los días de Sodoma», novela escrita por el marqués de Sade durante su estancia en la prisión de la Bastilla, es en esencia una obra revolucionaria. Ante todo, Sade es víctima del arbitrio real y del absolutismo que el 14 de julio de derroca.
A través de sus escritos, es a su vez contemporáneo y militante de la Revolución francesa. En el siglo XIX, la ciencia somete esta inquietante obra a un minucioso análisis.
El término Sade pasa a asociarse con una perversión sexual, una enfermedad mental. Se convierte en estudio de la revolución científica que traza la frontera entre la normalidad y la patología, para marcar la emergencia de las ciencias humanas.
Redescubierto por los vanguardistas del siglo XX, Sade elimina los márgenes de la monstruosidad e integra la revolución estética y política en el corazón de la modernidad.
Encarnación de la transgresión y la libertad para crear, inspira a escritores y artistas. En 38 tardes, desde su celda de la Bastilla, Sade recopió en su estado inacabado la obra imaginada desde Vincennes: 33 hojas cortadas de 11,3 cm de ancho, pegadas por los extremos para formar un rollo de 11,88 m, cubiertos por ambos lados con una escritura microscópica entre dos márgenes.
Difícil de leer, pero fácil de ocultar una vez enrollado, el objeto vive un destino poco común: jamás nombrado por Sade, robado, oculto durante un siglo para, posteriormente, ser vendido y expuesto como parangón de la perversión sexual, antes de convertirse en emblema surrealista, robado nuevamente y, más tarde, erigido Tesoro nacional, por fin regresa a los «fondos de la Bastilla», conservados en la Biblioteca del Arsenal, de donde se había sustraído originalmente.
El museo de la BnF se renueva cada año para poder presentar a los visitantes todos los tesoros de las colecciones de la Biblioteca. Para su segundo año desde su inauguración, propone una presentación en torno a la temática de las revoluciones, que se podrá disfrutar del 16 de septiembre de al 8 de septiembre de Esta se exhibirá principalmente en la galería Mazarin, aunque en las demás salas del museo se expondrán otras muchas piezas procedentes de las colecciones de la Biblioteca y que hacen referencia a las «revoluciones».
La nueva presentación de las colecciones se articula en torno al tema de la revolución, reforzada por la diversidad de los campos representados en el seno de la Biblioteca. Al paso de las revoluciones científicas, técnicas, estéticas y políticas, el nuevo recorrido invita a descubrir obras y documentos más o menos conocidos, y a leer junto a ellos, desde una perspectiva singular, la historia de las mutaciones en nuestras civilizaciones.
El visitante podrá contemplar aquí conjuntos comparativos de manuscritos, dibujos, mapas, objetos preciosos, fotografías y trajes que nos retrotraen a momentos clave de una historia occidental marcada por rupturas, impulsos y retrocesos. Por orden cronológico, del siglo XIV a los años , astrónomos, filósofos, artistas, cartógrafos, fotógrafos, escritores y compositores nos brindan las claves para ver y meditar sobre las huellas y las imágenes de estos cambios transformadores, a menudo ocasionados por sus encuentros con lo foráneo, por enfrentamientos con otras civilizaciones.
Las riquezas de la BnF nos acercan a esta dinámica compleja, que estratifica momentos temporales diferentes en función de los ámbitos, a través de una visión indudablemente simplificada pero que las obras y los documentos restituyen con gran impacto.
De este modo, la Revolución francesa se muestra desde dos puntos de vista: la lucha de la mujer por el reconocimiento de sus derechos y la figura singular y provocadora del marqués de Sade, cuyo manuscrito de «Los días de Sodoma», escrito durante su encarcelamiento en la Bastilla, se muestra por primera vez al público desde que fuera adquirido por la BnF en
Su poder aparentemente ilimitado dio alas a las más desaforadas especulaciones. Tesoros de la Biblioteca La creación de la Asociación Regio¬ nal de un progreso universal, lineal e ilimitado. El vocablo cultura desbanca así su primigenia acepción, hasta entonces limitada al cultivo de la El comedor del castillo de Uville era un saln largo y regio cuyos ilimitado, consistente ms bien en especies tesoros de indulgencia para esas felices