Los patrones más cortos que un compás pero que contienen duraciones mezcladas utilizan un símbolo de porcentaje doble. Las repeticiones de compases completos de más de dos repeticiones pueden llevar un contador si se activa la propiedad adecuada, como se ve en este ejemplo:.
Se pueden mostrar los contadores de las repeticiones del tipo porcentaje a intervalos regulares mediante el establecimiento de la propiedad de contexto repeatCountVisibility. Glosario musical: percent repeat , simile. Las repeticiones de porcentaje no contienen nada más aparte del propio signo de porcentaje; especialmente, los cambios de indicación de compás no se repiten.
en una pista especial para la gestión del compás. We welcome your aid; please help us by reporting errors to our bug list.
El rayo metafórico, energía incontrolable, fue un hallazgo poético tan poderoso que aniquiló la imaginación de otros poetas, hasta tal punto arrasó que ningún otro poeta se ha atrevido con el tema del rayo. El rayo es a mi entender la fuerza del amor rechazado, que algunas veces se metamorfosea en la amada insatisfecha, como la incontrolada fuerza del corazón que respira por la herida, puesto que en el soneto número 2 nos dice que el rayo nace de él mismo: «y ejercita en mí mismo sus furores».
Las metáforas de MH utilizan términos estilísticos y alegorías, como: «El hombre es el origen de la fuerza, Identidad cósmica, Vegetalización de lo humano, Animación de lo inamovible, Humanización de lo vegetal, Dinamización de lo inerte». Y también visiones surrealistas. Crea metáforas muy sugerentes de rechazo como en «zarza es tu mano si la tiento» v.
O en el soneto 13, verso 11, «[mi corazón] vuela en la sangre y se hunde sin apoyo». Aquí es soberbio, nada que añadir ante la evidencia.
Volar en la sangre como si la sangre fuera el aire y el corazón un ave del paraíso. En definitiva, y como escribe J. Ballesta , 31 «el verbo encendido y la metáfora vigorosa de estos sonetos y los pone al rojo vivo».
Correspondiente a la página 9 aunque el texto está sin numerar , escribe:. Hace unos años, en , la Biblioteca Valenciana adquirió, en una subasta de la Casa Velázquez, un raro ejemplar de esta obra falto de cubiertas, con los cuadernillos semicosidos, papel diferente y unas dimensiones 21 x 18 cm que difieren de las de la primera edición.
Además, contiene algunas anotaciones manuscritas del poeta. Se trata sin duda, de las pruebas de imprenta que Altolaguirre entregó a Miguel Hernández, para que éste efectuase las correcciones pertinentes antes de la edición definitiva. En el dorso de la última hoja figura un poema inédito del poeta, una especie de divertimento, que alguien, algún día, debería descifrar y recuperar.
En El rayo que no cesa Miguel no nos revela el nombre de la amada a quien van dirigidas las quejas de su desamor insatisfecho. Quizás porque detrás no hay una sola mujer sino varias relaciones amorosas.
Aunque detrás hay un único amor verdadero: La poesía. Para Miguel el amor no es inmoralidad sino una forma de atemperar sus desasosiegos biológicos, avanza en edad y quiere perpetuarse a través de los hijos. En su vida hubo una mujer muy importante y que le apoyó siempre y por quien tenía verdadero devoción, se trataba de su madre, conocida por «Concheta», a la que llamaba «gitana, oscura y perdida».
Hace unos meses: en la presentación de un recital del amigo y poeta Manuel Parra Pozuelo en el Ateneo de Alicante, oí desde el auditorio a una mujer que comentó que creía que Miguel Hernández era homosexual. Interrumpí el recital y me enfrenté a ella con evidente desacuerdo y enfado.
Menos mal que Doña Maribel, la presidenta, estaba presente, y vino al quite diciendo que debía tratarse de otro Miguel, y así quedó zanjada la trifulca, más que nada por respeto al público que llenaba el auditorio. Ante esta opinión, es necesario desmentir esta supuesta infamia, que por asociación con otros poetas de su tiempo, que no quiero dar nombres, porque no tengo pruebas, parece ser que esta tendencia sexual también se le imputó a Miguel, en tiempos de descrédito franquistas.
Lo cual, y dentro al respeto que la Constitución reconoce sobre la libertad sexual, tengo necesidad de puntualizar que Miguel no era homosexual, sus amores fueron los siguientes:. Miguel se relacionaba bien en el trato de con el sexo contrario, la primera chica de adolescencia fue Carmen La Calabacita , que no quiere al poeta, era un hombre no agraciado físicamente, aunque tenía un gran poder de seducción cuando se le conocía personalmente.
A Carmen parece ser que le dedicó unos sonetos de los años , en los que va pasando del lenguaje platónico y mitológico-religioso y al de la experiencia vivida con el sexo contrario. También conoció en Madrid a la filósofa y pensadora veleña María Zambrano 23 , seis años mayor que él.
En el tercer viaje a Madrid fotografía de grupo en el homenaje dedicado Vicente Aleixandre en junio de donde aparece Miguel y María. Sin embargo, creo que María no era una mujer destinada para Miguel por la diferente formación intelectual existente entre ambos, sino más bien, era una amistad pura y verdadera, una relación literaria.
María llevaba tiempo recorriendo pueblos en las Misiones Pedagógicas, y ella es quien le presenta al escritor y periodista Enrique Azcoaga, además de haberle presentado a intelectuales y poetas como a Pablo Neruda, fue como su mentora. Miguel le dedicó el poema «La morada-amarilla» publicado en el último número de El Gallo Crisis , que salió en junio de Miguel asistía a las tertulias en la casa de María en Plaza del Conde de Barajas.
Después de las tertulias dan paseos juntos. Ella pasaba por una crisis sentimental, luego se casó el 4 de septiembre de con el diplomático Alfonso Rodríguez Aldave, y marcharon a Santiago de Chile. Miguel se lleva bien con Carmen Conde, con Concha Méndez que era una madraza, Delia del Carril, con Elena Garro, y también con María Teresa León, que una vez le dio una bofetada Quizás la sensibilidad de un yo femenino y ontológico le hacía conectar con ellas.
Antonio Gracia, comenta en la página 12, de Miguel Hernández: del «Amor cortés» a la mística del erotismo : «La lección hernandiana consiste en la superación de la incultura y las ideologías derechistas o izquierdistas, la iluminación y el aprendizaje en el dolor, su última escritura de la esperanza en el hombre Entiendo que el gusto por la poesía de Miguel reside en su obra, y en la admiración por su afán de superación de un hombre que salió de la incultura, más que por su militancia comunista en la guerra civil, o por la utilización de algunos por su ideología, pasión y muerte en las cárceles franquistas, porque podría nombrar a muchos otros poetas o escritores que murieron similitudes circunstancias, no en vano desde abril del 39 al 30 de junio del 44 murieron en las cárceles personas Hay un cierto paralelismo con el erotismo de la poesía del uruguayo Julio Herreras y Reissig , a quien Miguel le dedicó «Epitafio desmesurado a un poeta», con el bordón «Quiso ser trueno y se quedó en sollozo».
Julio Herrera fue un poeta eminentemente erótico al que sin duda alguna, Miguel leyó con placer. No me voy a obsesionar en averiguar cuál o cuáles sonetos están dedicados a uno o a otro de sus amores.
Simplemente analizaré hechos. Pasaba varias veces por la puerta del taller de la calle Mayor, en Orihuela, donde yo trabajaba de modista». Ésta es la primera frase con que empieza el libro de Josefina Manresa Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández Al regreso del primer viaje a Madrid, Miguel trabajaba en la Notaría de don Luis Meseres.
Josefina Manresa Marhuenda había nacido en Quesada Jaén en , hija del guardia civil Manuel Manresa Josefina era una mujer sencilla de pocos estudios, trabajadora y educada en la austeridad propia de la familia de un guardia civil de segunda clase.
Esta relación de noviazgo como cualquier otra, tuvo sus altos y bajos. Tuvieron un distanciamiento en julio de Pascua de Pentecostés que acaba en ruptura.
El 20 de junio, Miguel en una carta a Josefina le dice que es una mujer que no entiende sus ansias de mundo y que se aferra a una hipocresía moral provinciana.
Posteriormente y «siguiendo el conducto reglamentario» Miguel escribe al padre de Josefina para saber si ella está libre todavía y poder reanudar las relaciones de su noviazgo.
La reconciliación llega en una carta de arrepentimiento del 4 febrero de , es decir unas semanas después de la salida a la calle de El rayo que no cesa , por ello se piensa que, como parte de los sonetos de El rayo se concibieron en el segundo semestre del 35, la dedicatoria del libro no sea para Josefina.
Además nos encontramos con el dilema: ¿A qué incumplida promesa se refiere Miguel? Miguel intentó convencer a Josefina para que creyera que el libro estaba dedicado a ella en exclusiva, en cumplimiento de la promesa de que algún día le dedicaría un libro, pero ella no era una ingenua puesto que, parecer ser, que ella había oído rumores en Orihuela de sus aventuras amorosas en Madrid.
Por eso Miguel le dijo que no hiciera caso a las murmuraciones de la gente, porque temía en la desconfianza de la joven. Lo que sí es evidente que los poemas de Imagen de tu huella y El silbo vulnerado están inspirados en ella. Los otros dudosos amores llegaron después, durante la ruptura con Josefina desde julio del 35 a febrero del Entre los poemas dedicados a Josefina, recojo las notas de Francisco Esteve , : «Destacan, sobre todo, dos poemas amorosos dedicados a su novia [ Miguel" [ Además de los poemas con dedicatorias explícitas a Josefina, existen otros poemas con versos con referencias implícitas a la joven: «que tiene la edad justa para que yo la quiera».
Josefina quiso ser siempre el único amor de Miguel, y por ello luchó siempre. Miguel y Josefina se casaron el 9 de marzo de , meses después del asesinato de su padre en agosto del Compartieron una larga relación epistolar, apenas estuvieron juntos unas semanas, ya que la guerra civil los separó.
Luego estuvo preso desde el 29 de septiembre de hasta su muerte, y pasó por 13 prisiones. Creo que Ramón Pérez Álvarez fue injusto con Josefina, quizá por la animadversión que hubo entre ellos, en las opiniones que vertió éste sobre ella cuando escribió: «Josefina, desde noviembre de a junio de , no visitó jamás a Miguel» Tiempo carcelario en que Miguel estuvo fuera de Alicante.
Pero cuando ingresó en el Reformatorio de Adultos de Alicante ella se trasladó con su hijo desde Cox a casa de Elvira en calle Pardo Jimeno en Alicante, detrás del Reformatorio, pero se veían sólo desde las rejas.
Es a partir del 4 de marzo de , cuando se celebra el matrimonio canónico, cuando la dejan entrar junto a Elvira a la Enfermería, ver las autorizaciones escritas del Centro Penitenciario Pero gracias a Josefina, que conservó el legado del poeta, los investigadores han tenido oportunidad de conocer a Miguel Hernández, a veces, no en la misma reciprocidad en que ella ofreció esas cartas o poemas inéditos.
Para mí es una mujer que merece mi aplauso, porque siempre fue fiel a su memoria, valiente y no permitió actos o hechos que le desmerecieran. María Cegarra Salcedo, nació en La Unión no sabemos cuándo fue la primera mujer perito químico de España, ejerció la docencia durante 40 años en Cartagena, obtuvo la cátedra de Químicas en la Escuela de Peritos Industriales.
Además de poetisa, era amiga del matrimonio Antonio Oliver y Carmen Conde, fundadores de la Universidad Popular de Cartagena. María y Miguel se conocieron en el homenaje a Gabriel Miró celebrado en Orihuela el 2 de octubre y organizado por Ramón Sijé y Hernández y amigos de éstos.
La vuelve a encontrar a comienzos de cuando Miguel fue a la Universidad Popular de Cartagena a presentar Perito en lunas. María no le presta demasiada atención, no lo considera el hombre de su vida. María es unos años mayor que él. Hubo una amistad de tres años. Miguel, después de su ruptura sentimental con Josefina, se refugia en las cartas de María Cegarra, le hace una visita a Cartagena 26 y 27 de agosto , donde le llevó unos sonetos ya escritos de El rayo que no cesa , que da título al soneto número 2, «[ Por ello María Cegarra siempre creyó ser la destinataria de la dedicatoria del libro, y así se hace constar en algunas seudo-biografías.
Se inicia una relación epistolar o flirteo epistolar, ya que él necesita una musa donde desahogar sus pensamientos amorosos el amor cortés. José M. ª Rubio Paredes publicó tres cartas en Ella es una mujer inteligente y comprensiva que le escucha, que le sabe entender.
María dejó de escribirle, y por ello se sintió muy dolido como se ve en la carta que escribiera al matrimonio Oliver en octubre de «Por lo visto, tampoco tiene interés conmigo [ Cuenta Pérez Álvarez La Lucerna n. º 29, , que recibió una carta de María Cegarra de fecha 28 de enero , en la que le dice que poco puede aportar a la biografía de Miguel, «pues mi amistad fue breve, apenas iniciada la terminó la guerra, y ya no nos vimos más.
Conservo de él el grato recuerdo de su inteligencia y bondad». Además le decía que guardaba sus cartas que eran para ella un gran tesoro pero decidió que no fueran del dominio público.
Las cartas aparecieron a la muerte de María en la que había declaraciones de amor, un amor puro, y reproches de por qué ella no le contestaba a sus cartas.
A María le agrada Miguel por su inteligencia pero no como posible enamorado o partido. María como poetisa pertenece -como dice Carmelo Vera- a la llamada generación del 27, aunque por obra publicada a la del Es autora de Cristales míos , con prólogo de Ernesto Giménez Caballero, dedicados a su hermano Andrés de larga y fatal muerte.
En apareció su segundo libro Desvaríos y fórmulas , inspirado en sus años de docencia. Y en publica Cada día contigo. Tampoco creo en un amor platónico o petrarquista que se ha escrito, sino en una corta relación afectiva epistolar. Falleció el en Cartagena. No hay constancia de que escribiera sus memorias, aunque la verdad ha sido una escritora injustamente olvidada.
La pintora surrealista gallega Maruja Mallo se llamaba María Gómez González-Mallo, hermana del pintor Cristino Mallo.
Nació en Vivero Lugo el 6 de junio de , falleció en Madrid 6 de febrero Ocho años mayor que Miguel. Estudió Bellas Artes en Madrid. Viajó a París en , conoció a Magritte , Max Ernest y De Chirico , participa en tertulias con André Breton y Paul Élouard.
En ocupa en Madrid una cátedra en la Escuela de Cerámica, otra en Instituto de Segunda Enseñanza y otra en la Residencia de Estudiantes.
La conoció a primeros de en Madrid, posiblemente se la presentó Paco Díe Francisco Díe García-Morfhy o Benjamín Palencia, aunque la pintora también era muy amiga de María Zambrano, ambas escandalizaban el Madrid intelectual de la época, cada una a su manera.
Y según los investigadores, esta mujer vanguardista y redimida fue quien le inició en su despertar de los primeros juegos sexuales, puesto que ella parece ser la liebre libre y loca, del poema 15, o el soneto 8 escribe: «Entro y dejo que el alma se me vaya por la voz amorosa del racimo», o soneto 28 «amoroso fiera hambrienta».
Se le reconocían amores libres con el poeta Rafael Alberti a finales del 27 a la que dedicó el poema: «La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo». Anteriores a su relación con la que fuera su mujer María Teresa León, mujer de gran personalidad.
Escribe Camilo José Cela: «Miguel Hernández y Maruja Mallo tenían amores e iban a meterse mano y a hacer lo que podían debajo del puente [ Esto sucedió en La Poveda, en el río Henares, saliendo de la estación del Niño Jesús. La pintora y él colaboraron en la escenografía para Los hijos de la piedra , basado en los sucesos de Asturias, trabajo donde seguramente debieron intimar.
También hubo escapadas, una por los campos de Morata de Tajuña. Maruja fue muy conocida entre los intelectuales de la época, José Ortega y Gasset le pidió dibujos para la Revista de Occidente. Fue protegida por Ramón Gómez de la Serna, que ya en el exilio de Buenos Aires le escribió una corta biografía en , donde después de la guerra civil se habían exiliado, de cuyo descatalogado libro se encuentra actualmente una copia en la Biblioteca Pública de Asturias, según me informó Aitor L.
Ella también dio viñetas para la revista Silbo de Ramón Pérez Álvarez. El 6 enero de , en el campo de San Fernando del Jarama paseando Miguel con Maruja Mallo, la guardia civil le pidió la documentación y como no la llevaba encima salió corriendo y lo detuvieron por sospechoso.
Le dieron golpes y le amenazaron con la culata de los fusiles -contó M. ª Teresa León- por resistirse. Diez días después hubo una nota de protestas en El Socialista a favor del poeta firmada por los intelectuales más destacados. Maruja formaba parte de la llamada «Escuela de Vallecas» fundada por Alberto Sánchez y Benjamín Palencia, éste le hizo retrato a plumilla de Miguel tocando la armónica, pues pensó ilustrar El silbo vulnerado , que no llegó a editarse.
Miguel escribió a Benjamín a finales de «Estoy acabando de terminar un libro lírico, El silbo vulnerado , un libro como tú me pedías, de pájaros, corderos, piedras, cardos, aire y almendros [ Aitor L.
Larrabide escribió unos apuntes sobre la «Escuela de Vallecas» y MH , en La Lucerna , n. º 25, abril , en el que hace una aproximación al concepto plástico de esta escuela madrileña, porque Palencia y el escultor Alberto Sánchez hacían un recorrido por el barrio de Vallecas hasta cerro Almodóvar que bautizaron como «Cerro Testigo», a partir de los años 27, y recogían todo tipo de materiales que tuvieran un sentido plástico.
Yo creo que se ha derramado más tinta tipográfica sobre esta supuesta escuela que la escuela en sí misma pudo aportar al arte vanguardista de los años 30, que fueron las verdaderas intenciones de un grupo de artistas contemporáneos y no cohesionados, que no tienen obras representativas.
Una idea que no llegó a tener realidad, ha sido un tópico. A Maruja se le considera, por coincidir su relación afectiva con el tiempo de creación de los sonetos, la destinataria de la mayor parte de El rayo no de los que tienen parangón con Imagen de tu huella o Silbo vulnerado.
Ella fue un amor salvaje, casi brutal, básicamente humano. Son poemas de pasión amorosa, de desprecios, de rechazo, de la pena vital quevedesca y del dolor del polvo enamorado por no ser correspondido en el amor, con algunas connotaciones eróticas y cierto misticismo.
Las alusiones sexuales -escribe Leopoldo de Luis- de esta poesía cobran afinidad con el tema amoroso. Físicamente, Miguel no era muy agraciado, tenía una quemadura en la cara desde que le explosionó un carburo en la cara cuando era niño, además de una piel morena como la de su madre.
Juan José Domenchina, crítico y autor de la Antología española contemporánea editada en , en un artículo publicado en La Voz , escribe que « El rayo es una rúbrica de lumbre [ Para el análisis de las tres composiciones libres: «Un carnívoro cuchillo», «Me llamo barro» y la «Elegía» cito a Agustín Sánchez Vidal , 33 , que nos clarifica:.
Este libro es el resultado definitivo de la suma, como ya se ha dicho, de la Imagen de tu huella y El silbo más los sonetos creados ex profeso para El rayo Por ello la obra abarca desde a , años en que Miguel estuvo sometido a profundos cambios en su vida, ideas y obra, y que se reflejan en el resultado expresivo que ahora comentaré.
El tema central de El rayo es el amor rechazado, el oscuro objeto de deseo, el choque entre el ansia vital del sentir del poeta contra lo que se opone a su deseo, y de esta frustración de no poder procrear o extender sus raíces de hombre, surge la pena: el rayo que se clava como una espina en el corazón de un hombre joven.
Pero también podemos tomar la idea cósmica de un rayo solar que como el propio Sol no cesa ni se agota. En cambio, por lo general, vemos el rayo atmosférico. El lector percibe la fuerza de las palabras con un estilo maduro, de tono vigoroso que le nace directamente del corazón, ese corazón hernandiano que es nombrado 33 veces en el libro.
El rayo , junto a los poemas amorosos que a recogió Leopoldo de Luis para La poesía amorosa de Miguel Hernández 33 , con una extensa y retórica introducción a una antología de 62 poemas, que empieza con; «Tu angosto silbo» y finaliza con «Nana de la cebolla», es un conjunto que nos evidencian que la poesía de Miguel gira en torno al amor carnal.
Pienso que El rayo es una orgía de sonetos y de imaginación plástica donde vuelve a usar la técnica de los acertijos a los que fue tan aficionado para sugerir y alentar nuestra imaginación, a través de lo ambiguo que es el gran reto de todo artista dejar huella y sobrevivir al tiempo. Por ello la intención de algunas de mis láminas encubren un sentido erótico que nos transporta al mundo fantástico de la materialización de las metáforas hernandianas.
Leopoldo de Luis nos amplía de la introducción , 13 la interesente observación: «la presencia no del amor concretado, pero sí de lo erótico como deseo sexual imperfectamente insatisfecho, propio de un hombre todavía muy joven». A mi entender, a pesar de que Miguel tenía entre 23 y 25 años cuando escribiera estos poemas, era un hombre maduro para la época, en la que, la mayoría de los españoles ya estaban casados y eran padres.
Lo que sí es evidente, es que nos comunica su insatisfacción sexual, cuya iniciadora fue Maruja Mallo, según los comentarios de sus contemporáneos entre ellos Camilo José Cela, como ya se ha comentado.
Más tarde rompe con ella y vuelve con Josefina. Quizá entiende que esta era la mujer que él deseaba para que fuera la madre de sus hijos, y no la «liebre loca» de Maruja.
La intuición lírica se desata y, a la vez, se doma en sonetos de impecable factura, en los cuales estalla una magia verbal que deslumbra y raras veces decae». Miguel bebe de todas las fuentes de la poesía renacentistas, barroca y romántica hasta confluir en el modernismo y surrealismo, como es propio de cualquier epígono que quiere sobresalir.
Al leer detenidamente los sonetos de El rayo A En el soneto Se parecen a «Sonetos», el número I de Garcilaso de la Vega, que dice:. Conjugamos el sentido de ambos poemas y observamos que tienen símbolos y ritmos internos.
Y que se resumen, en que cuando el poeta se para a contemplar lo andado, lo que ha sufrido, y por los peligros que ha sorteado de andar entre cuchillos y espadas, el mal pudo ser peor, es decir, lo sufrido atrás no es nada con lo que queda por sufrir y o un mayor mal espera o pudo haber sido.
La palabra espada se repetirá 5 veces en El Rayo B En el soneto 23 «Como el toro Si rastreamos los antecedentes del «rayo metafórico», de los que habló Lezama Lima sobre Góngora, y lo trasladamos a los demás poetas áureos, hallamos abundantes referencia, por ejemplo en:. En Góngora, hemos encontrado dos referencias a rayo:.
Égloga I, cuando dialoga Salicio. El enigma de la dedicatoria encubre una segunda intención velada, puesto que si Miguel hubiera deseado ser directo y específico, sin culpas, hubiera escrito el nombre de esa mujer con todas sus letras en vez de a ti sola. Lo que evidencia un deseo de ambigüedad y ocultación, es decir, una dedicatoria con alevosía y doble fondo, que hace sospechar de las limpias intenciones de su autor.
A pesar de ello, no tenemos dudas con las dedicatorias en otros poemas como en: «Tus cartas son un vino», en el que escribe: «A mi gran Josefina adorada». También son dedicatorias implícitas y latentes las de El Silbo vulnerado y publicados después en El rayo Tu corazón una naranja helada.
Te mueres de casta y de sencilla». O el que dedica a María Zambrano en: «La morada-amarilla». Las dedicatorias a Federico, a Vicente o a Pablo tampoco tienen dudas. Una hipótesis más razonable es la de que el poeta, sintiéndose inseguro, quiere dejar abierta la puerta, es decir, la posibilidad de una reconciliación, pero no está seguro de si ella ¿?
le va a aceptar. Lo que sí sabemos cierto es que después de la publicación del libro, buscó a Josefina. Si conociéramos la promesa incumplida el que te dediquen un libro no es una promesa de amor , indudablemente conoceríamos a la destinataria, pero tantas promesas, grandes o pequeñas, livianas o etéreas, podemos prometer a una mujer que incumplirlas es tan sólo el principio de una relación, porque la vida amorosa es una connivencia constante, una batalla.
Ferris cree que Maruja Mallo «merece tal honor» para ser la destinataria de la dedicatoria, pero no lo demuestra ¿Cuál es la promesa incumplida? Me propongo comentar e ilustrar desde lo subjetivo los sonetos y poemas de este prodigio lírico amoroso hernandiano, «virilmente apasionado» considerado como uno de los baluartes más inalcanzables de la poesía contemporánea.
Por ello, mi tarea es cuestionable, sobre todo si la ilusión supera a la razón de dar forma a un «rayo metafórico», difícil y sorprendentemente inalcanzable. Los comentarios pueden parecer arriesgados o poco académicos, precisamente, porque el propósito no es filológico ni lingüístico, sino un análisis evocador y sugerente, abriendo otras posibilidades o perspectivas estéticas, pues de lo contrario pecaría de pretencioso y pedante.
He agrupado algunos sonetos para los que no tengo representaciones, sencillamente porque no he encontrado los elementos que las materialicen. Las artes hacen esas faenas, cuando menos lo piensas te quedas en blanco.
En la Fundación María Zambrano de Vélez-Málaga encontré una curiosa edición en francés titulada: L'enfant laboureur , que contiene 20 poemas en francés de El rayo que no cesa y 9 poemas de Viento del pueblo. Una edición de , en el prefacio y traducción de Alice Ahrweiler donde nos dice que Rafael Alberti y Pablo Neruda consideraban a Miguel como «una vida consagrada a la poesía», y además curiosamente nos explica que nació « à Orihuela, village proche de Murcie ».
Y se olvida de nombrar Alicante. Por curiosidad transcribo la estrofa primera en francés que dice:. En la primera estrofa nos hallamos ante una animación de lo inerte: «un carnívoro cuchillo [ La comparación entre rayo y cuchillo se realiza a través de la metáfora mineral: «rayo de metal crispado».
El rayo puede volar y tiene un brillo, y le persigue, y le rodea «alrededor de mi vida». Desde el principio, el poeta nos anuncia un evidente peligro, tiene parangón con la intriga en las novelas policíacas. Para la segunda estrofa el rayo eléctrico se funde en «rayo de metal crispado», es decir, forjado en la energía de un cuchillo y con su aguda punta picotea como el pico de un pájaro carpintero, y en «mi costado y hace en él un triste nido», el nido significa la herida, la señal de la puñalada homicida, el rayo del amor.
Para la tercera estrofa: Descripción de su cabeza y de su corazón. Seguidamente refuerza corazón dos veces, porque interiormente se ha vuelto juicioso y débil, lo define con el apelativo de canas.
Para la cuarta estrofa: «Tal es la mala virtud del rayo». Y me pregunto ¿qué mala virtud puede tener un rayo? El rayo posee la velocidad de la luz, inmediatez y este exiguo espacio de tiempo es su mala virtud, puesto que en la metáfora siguiente «voy a mi juventud como la luna a la aldea» nos da la solución, el poeta compara la velocidad con el vigor fecundador del rayo, y con el vigor sexual de su juventud que no parece metal crispado.
Para la quinta estrofa nos hallamos ante una mineralización de lo humano: «sal del alma y sal del ojo, alma mineral, sal del ojo», las lágrimas convertidas en sal.
Para la sexta estrofa tenemos dos versos independientes. Y más o menos significa: «¿Adónde iré? En el segundo verso se dirige al rayo estéril con «tu destino es la playa», se refiere a los rayos que caen en el mar y no fecundan la tierra.
En el verso y mi vocación del mar, se refiere al mar como origen de la vida, de fecundación, nos lo explicará en el soneto Quiere descansar, tanto le exige la amada, «amorosa fiera hambrienta» 34 que descansar no es posible, y por eso, el dolor de no complacerla será para él a mi pesar [penar] eterno.
El verso quedaría más expresivo si convertimos el adjetivo posesivo mi en pronombre personal mí más una coma, y sustituir pesar por penar: [ «y el dolor me hará a mi, penar eterno»]. Ya Cossío hizo una corrección de una coma [ «me hará, a mi pesar eterno»], según Agustín Sánchez Vidal , Pero respetemos la decisión del autor.
Para la octava estrofa: Nos dice que «al fin podré vencerte, es decir, podrá vencer al rayo veloz, inmediato: «su mala virtud».
Esta aseveración se reafirma con ave y rayo secular seglar, clérigo , puesto que las aves como los rayos bajan de los cielos con fulgente velocidad. Se completa la estrofa con que la muerte es segura en él, de hecho el poeta murió a los 31 años de edad, bostezo breve : Brines.
Para la novena estrofa nos quiere dice que el rayo-cuchillo seguirá volando e hiriéndole. Para una más eficaz comprensión he quitado las comas del segundo: «sigue», y se leerá: [ «sigue, pues sigue cuchillo, volando, hiriendo [ Y acaba con la sentencia de que algún día se pondrá el tiempo, los años, acabarán dejando color sepia sobre mi fotografía.
Rafael Alberti en la edición de Buenos Aires, noviembre , escribe en la página «su primer libro [comete un error, era el segundo]: El rayo que no cesa Verdadero rayo deslumbrante revelador, de poeta nativo, sabio. Un rayo milagroso, pues lo pensaba uno del revés, surtiendo de la piedra hacia lo alto, escapando, lumínico, de aquel ser tan terreno, desmanotado y hosco».
La verdad es que parece ser que no tenía muy buena opinión de los modos y formas del oriolano: «desmanotado y hosco», así es como lo veía en su porte, sin embargo, la cabeza de Miguel era un prodigio de humanidad. Alberti le reconoce sus habilidades poéticas e innovadoras, rompedoras, y remata la introducción con una frase que parece un epitafio: «Que haga marchar a todos los rebaños dispersos hacia los verdes pastizales del día cierto de la esperanza».
Es un adiós definitivo, porque Miguel había muerto meses antes. O más bien, «le fallecieron» en las cárceles. En este soneto se los dedicó Miguel a María Cegarra en Cartagena: «A mi queridísima María Cegarra, con todo el fervor de Miguel».
Aunque se compuso en Madrid. En este soneto vemos una explosión de vitalidad, pura arquitectura verbal y formas plásticas. Y es aquí donde usa el arte de la ambigüedad.
Nos parece que el poeta se pregunta cuándo acabará este dolor de sufrir, este dolor que es como «exasperadas fieras y de fraguas coléricas» encendidas, candentes, calientes «rígidas hogueras». Comparemos «exasperadas fiera» con «fiera hambrienta», porque el rayo también podría significar tentaciones de la carne.
El rayo no se agota porque procede de él mismo «de mí mismo tomó su procedencia», por ello no se agota porque su dolor lo produce él mismo, el rayo como círculo fulgente de un poeta neo-áureo, cuando acaba el dolor acaba la vida, porque para él la vida es vivir en carne viva bajo los anhelos del amor.
El segundo terceto: «esta obstinada piedra [ Veamos «Lluviosas soledades» del soneto 27 O «Lluviosas alas», en el soneto «Nubes y arcángeles», del primitivo Silbo.
La ilustración condensa esta idea, los rayos se dirigen hacia el corazón, lo rodean y le quieren herir. Dedicado a Francisco Esteve por su prólogo.
a Josefina Manresa. b María Cegarra. c Maruja Mallo. El rayo que no cesa Análisis. a La dedicatoria.
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